Arabia Saudí forzó a Blair a encubrir un caso de corrupción
Riad amenazó con no colaborar en la prevención de atentados en Londres
Arabia Saudí amenazó al Gobierno británico con permitir que hubiera un nuevo atentado islamista en el Reino Unido, similar al que ocurrió en Londres el 7 de julio de 2005, si no se paralizaba una investigación de la oficina antifraude británica sobre el presunto pago de sobornos por la empresa de armamento BAE Systems a altas personalidades del régimen saudí. La existencia del chantaje fue insinuada por el propio Tony Blair cuando en diciembre de 2006, siendo todavía primer ministro, paralizó las investigaciones.
Documentos hasta ahora secretos han sido presentados en una vista judicial
Blair dijo entonces que había dado instrucciones para abandonar las investigaciones por razones de "interés nacional" y explicó que Arabia Saudí había amenazado con suspender la cooperación antiterrorista si el caso seguía adelante. Lo que no se sabía es que los saudíes habían amenazado específicamente con "otro 7-J" y la pérdida de "vidas británicas en las calles británicas", según revelan documentos hasta ahora secretos presentados en la audiencia judicial celebrada ayer y el jueves por dos jueces lores en Londres para decidir si aceptan la petición de dos ONG para que se reanude aquella investigación.
La Campaña contra el Comercio de Armas y el grupo Corner House -asociación que defiende la justicia social- creen que tras la decisión de Blair se escondía no sólo el riesgo de nuevos atentados, sino el temor a perder un nuevo contrato de más de 55.000 millones de euros para suministrar aviones de combate y otro material militar a Arabia Saudí. Los saudíes multiplicaron sus presiones cuando la Oficina de Grandes Fraudes, que empezó la investigación en 2004, se disponía a indagar en cuentas saudíes en Suiza.
El 5 de diciembre viajó a Londres el príncipe Bandar bin Sultán, que se cree que ha recibido personalmente casi 1.500 millones de euros en posibles sobornos que él considera comisiones legales. Tres días después, Blair escribió una carta marcada "personal y secreta" presionando al entonces fiscal general y amigo personal suyo, lord Goldsmith, para suspender la investigación. El 13 de diciembre de 2006coincidiendo con un esperado informe de Scotland Yard sobre la muerte de Diana de Gales y el primer anuncio de que Blair había declarado como testigo en llamado caso de la venta de distinciones, Reino Unido cedió al chantaje saudí y abandonó la investigación.
El abogado del Gobierno declaró ayer que no había alternativa debido a "una amenaza seria e inminente a la seguridad nacional". "¿Está usted diciendo que no se podía hacer nada, que estaba fuera de nuestro control? ¿Estamos hablando de un país amigo y no se podía hacer nada?", se sorprendió uno de los jueces lores, lord Moses.
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