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Contra la pasividad de los profesores

Alumnos de Arquitectura protestan "en positivo" para mejorar la enseñanza

Crítica constructiva. Denuncia positiva. Son conceptos que los alumnos de Arquitectura de la Universidad de Sevilla quieren reivindicar. Luchan contra la pasividad que se respira en la Escuela por parte de los estudiantes y, sobre todo, de profesores.

Para ello han organizado una Semana Cultural que comenzó el martes pasado, con un homenaje al arquitecto brasileño Óscar Niemeyer, y concluirá mañana con un concierto en la Plaza de Armas de la ciudad.

Arquitectos de Brasil, Inglaterra o Noruega han viajado hasta Sevilla para conferenciar en la Escuela. "Y todos los que han querido participar gratis", reconocen. Y es que los alumnos, que llevan tres meses trabajando sin parar, no están subvencionados por la Universidad ni por la Junta de Andalucía.

Miguel Gimeno, de 20 años, está en 3º. Hoy se ha puesto un traje oscuro con una camisa roja. Muy llamativa: "Lo que pretendemos es crear, al menos durante una semana, un espacio de libertad en el que se debatan todas las corrientes arquitectónicas, filosóficas y culturales que están por el mundo".

Como si se tratara de un reverendo protestante, otra chica repite sus palabras: "Sí, estar en el mundo, conectar con el mundo", exclama. "Estábamos hartos de huelgas y malos rollos", explica Francisco Tejada, también de 3º. Quiere que la gente conozca lo que es la Arquitectura, lo que representa, hacia dónde evoluciona. Para él, la carrera tiene muchas salidas. "Un jefe de bomberos, por ejemplo, debe ser arquitecto. ¿A qué eso no se sabe? Hay que entender la estructura del edificio, qué pasa si se funde el hierro de una viga...".

La idea de crear estas jornadas surgió hace ocho años, a raíz de una manifestación en la que se exigía el cumplimiento del plan de estudios. Desde entonces, los organizadores han heredado las responsabilidades. Aseguran que algunos profesores se mantienen pasivos y contagian su falta de entusiasmo. "Algunos vienen a echar el rato", protesta Laura Carreño.

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La juventud de Laura, con sólo 18 años, no le impide controlar hasta el más mínimo detalle. Todos le preguntan qué hacer, dónde ir, quién sella las asistencias. "Aquí trabajamos en equipo", asegura la chica con una rasta en su pelo corto. "Ayer [por el miércoles] yo fui a recoger a los arquitectos brasileños con el coche de uno de éstos. La gasolina la pagué yo, de mi bolsillo, pero no pasa nada", dice. "Lo importante es haber sido capaces de organizar algo así".

Jorge Gorostiza es uno de los arquitectos que han participado. El jueves habló a más de 300 personas sobre "la tenue línea que separa la realidad de la ficción". Con un aire misterioso, desarrolla el concepto: "En el cine hay mucho de realidad; en la arquitectura, ficción. También se construyen edificios y viviendas en Internet, por ejemplo en el juego Second Life...". Los estudiantes parecen ir recordando la conferencia y acompañan a Gorostiza con rítmicos movimientos de barbilla arriba y abajo. También han acudido dos arquitectos noruegos: Han van den Born y Paul de Vroom.

Entonces una chica llama a la puerta del desordenado despacho de organización. Viene a ofrecerse como voluntaria. Los chicos la miran y parecen no creérselo. Tras dos segundos reaccionan: "Gracias por venir. Esto era lo que necesitábamos: implicación", la confiesan aliviados.

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