Hezbolá amenaza con atacar a Israel en cualquier lugar del mundo
Multitudinaria protesta de los chiíes en Beirut por el asesinato de Mugniyah
Nervioso, emocionado, y en un mensaje dirigido vía satélite a los dolientes por el asesinato en Damasco de Imad Mugniyah, jefe militar de Hezbolá, el líder del chií libanés, Hasan Nasrala, se despachó con virulencia en sus amenazas contra el eterno enemigo. "Con este crimen, el momento, el lugar y el método elegidos, vosotros, sionistas, habéis cruzado la frontera. Si queréis este tipo de guerra abierta, dejemos que el mundo lo escuche, habrá una guerra abierta", tronó Nasralá. El campo de batalla se ha extendido a todo el mundo, y el Gobierno israelí tomó nota inmediatamente: el Ejército y sus embajadas se hallan en máxima alerta, y se advirtió a sus nacionales que eludan los viajes a numerosos países.
En un país fraccionado en dos mitades irreconciliables, decenas de miles de personas conmemoraron en la céntrica plaza de los Mártires de Beirut el tercer aniversario del magnicidio del ex primer ministro Rafik Hariri. La lluvia emborronó un acto también ensombrecido por lo que iba a acaecer después a escasos kilómetros. En el barrio de Haret Hrek, devastado por los bombardeos de la aviación israelí en julio de 2006, otra multitud apasionada acudía al funeral de Mugniyah. Nasralá se dirigió a los presentes para insuflar determinación y advertir a los gobernantes hebreos.
"La sangre de Mugniyah conducirá a la eliminación de Israel. Esto no es una reacción emocional", clamó el líder islamista, airado como en pocas ocasiones, muestra de la relevancia del fallecido en Siria en un atentado con explosivos. "Yo digo a los israelíes que Hezbolá no es débil, y que la muerte de Imad nos hace más fuertes. Israel ve este martirio como un gran logro, y nosotros lo apreciamos como una buena señal de nuestra próxima victoria". Al sepelio acudió Manoucher Mottaki, ministro de Exteriores de Irán, gran valedor de Hezbolá.
Desde hace años Hezbolá ha limitado sus ataques al territorio de Israel, y en la contienda de 2006 -"esa guerra no ha terminado", apuntó Nasralá- paralizó la cuarta parte del país con el lanzamiento de 4.000 cohetes Katiusha. No es probable a corto plazo un asalto en la frontera -patrullada con más rigor por los israelíes-, entre otros motivos porque las fuerzas internacionales vigilan el sur del país. No obstante, se ignora el arsenal que ha almacenado al norte del río Litani, a 40 kilómetros del linde.
Los intereses israelíes en todo el planeta son ya objetivos de Hezbolá. Los especialistas aseguran que lo más probable es que intenten un atentado contra una legación diplomática en cualquier país en el que las medidas de seguridad sean más salvables.
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