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La precampaña electoral

Zapatero reclama al nuncio que la Iglesia respete la soberanía del Estado

El presidente lamenta la "injerencia" de los obispos en sus competencias

Luis R. Aizpeolea

José Luis Rodríguez Zapatero reclamó ayer al nuncio de la Santa Sede en España, Manuel Monteiro de Castro, el respeto de la jerarquía eclesiástica al Estado, tras los desencuentros surgidos en el último mes y medio. Durante la cena que compartieron en la Nunciatura, el presidente del Gobierno persiguió reforzar la relación con el Vaticano pero con el restablecimiento del respeto mutuo que se deben dos Estados. Zapatero lamentó las "injerencias" de la Conferencia Episcopal Española en la soberanía de la política del Gobierno de España.

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El jefe del Ejecutivo mostró su indignación, especialmente por dos expresiones de los obispos que, a su juicio, desbordan sus competencias. Por un lado, el ataque de los cardenales Agustín García-Gasco y Antonio Rouco Varela al Gobierno al afirmar que algunas de sus leyes disolvían la democracia. Ocurrió en la concentración por la familia cristiana celebrada en la plaza de Colón el 30 de diciembre.

La otra expresión de su malestar procedió de la nota de la Conferencia Episcopal dirigida a los votantes católicos con motivo de las elecciones del 9 de marzo, en la que, a juicio de Zapatero, se injería en competencias del Estado al criticar, de modo inédito, la "negociación política" con ETA, así como la inclusión de la Educación para la Ciudadanía como asignatura en la enseñanza. Ambas críticas de la jerarquía eclesiástica coincidían con aspectos clave de la política de oposición del PP, lo que llevó a concluir al PSOE que los obispos apoyaban al primer partido de la oposición.

Zapatero trasladó a Monteiro que el Estado y el Vaticano deben atenerse a lo que señala la Constitución, con respeto a la libertad religiosa y a la separación entre las funciones políticas y las de las confesiones religiosas. En este contexto, reiteró su aceptación de los compromisos adquiridos con la Iglesia católica y apeló al diálogo para superar las diferencias.

Los prolegómenos del encuentro de ayer tienen una historia que revela que son mejores las relaciones entre el Gobierno y la Nunciatura que las que mantienen el Gabinete y la jerarquía eclesiástica española. El 9 de enero, Zapatero, en una conferencia en el foro Nueva Economía, en Madrid, recordó al nuncio, presente en el acto, que tenían que "tomarse el caldito" al que éste le había invitado hacía algún tiempo. Esta apelación de Zapatero se producía inmediatamente después de que hubiera manifestado su indignación en dicho foro por los discursos de García-Gasco y Rouco Varela.

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Casi un mes después, el 6 de febrero, en otro foro, Zapatero, tras criticar la nota electoral de los obispos, reiteraba a Monteiro, también presente, su cita pendiente para "tomar el caldito". El presidente del Gobierno le dijo desde el estrado que la cita no debía pasar de "la próxima semana". Allí mismo decidieron que fuera en la Nunciatura. Cenaron, y fue algo más que un "caldito".

Manuel Monteiro (de espaldas) recibe a José Luis Rodríguez Zapatero a su llegada a la nunciatura.
Manuel Monteiro (de espaldas) recibe a José Luis Rodríguez Zapatero a su llegada a la nunciatura.ULY MARTÍN

Algo más que "un caldito"

Zapatero y el nuncio compartieron anoche el siguiente menú:

- Delicias de calabacín y alcachofas sobre salsa de albahaca.

- Lomo de merluza perfumado a la vainilla.

- Tabla de quesos.

- Mousse de lima con gelatina de té de jazmín.

Todo ello regado con un vino de la Ribera del Duero, un albariño y champán.

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