Vivan las 'caenas'
Se aproxima la celebración del segundo centenario del Dos de Mayo de 1808, momento importante de la historia de España, para bien y para mal y por mucho que a algunos les pese. Pero parece que nos aprestemos a celebrar, con desparpajo y alegría, el ¡Vivan las caenas!, de tan desastrosas consecuencias para el devenir del país, por mucho que algunos pretendan ocultar. Porque cuando al salir de la cárcel en libertad condicional bajo fianza un alcalde imputado por corrupción es aclamado por los habitantes de su ciudad, como de si un héroe se tratara, sin que nadie se queje; o cuando un Defensor del Menor o un portavoz parlamentario afirman que "... el juez no ha probado que no hubiera irregularidades en el hospital de Leganés, es decir, que nadie puede afirmar que no las hubiera..." -lo que significa subvertir el principio de que hay que demostrar la culpabilidad- sin que ningún miembro del poder judicial proteste por la perversión; o cuando partidos políticos -que se consideran democráticos- no dan el portazo definitivo a tanta explicación cuasi justificadora de los asesinatos de los terroristas; o cuando una teniente de alcalde afirma que "... es lamentable ver aquí cerca cómo fetos de niños de siete meses son pasados por la trituradora..." sin que nadie reclame que se persone en los juzgados para interponer la oportuna querella; o cuando los representantes de una confesión religiosa hablan de persecución, sin que 27 años después nos hayan explicado qué hacían un 23 de febrero; porque cuando todo esto ocurre en un país, sin que se altere la vida cotidiana, estamos gritando ¡Vivan las caenas!
¿Qué será necesario que ocurra para que en este país acabe esta maraña de obcecación ideológica, cerrilismo y oscurantismo y entre un soplo de aire fresco que facilite el triunfo de la democracia? ¿Quiénes serían los protagonistas del famoso cuadro de Goya, si es que le permitieran pintarlo.
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