De íntimos a enemigos
El único punto que une a la plataforma rebelde chadiana, que se unificó el pasado diciembre, es su animadversión hacia Idriss Déby, el autócrata que gobierna Chad desde 1990. Lo conocen bien: los principales dirigentes rebeldes proceden de su círculo más íntimo.
Mahamat Nuri, líder de la Fuerza Unida por la Democracia y el Desarrollo (UFDD, en francés), la principal guerrilla, fue uno de los pilares del régimen hasta que en 2006 le declaró la guerra, mientras que Timan Erdimi, jefe de la Unión de Fuerzas para el Cambio (RFC), es sobrino de Déby y fue durante años uno de sus más estrechos colaboradores. El líder de la tercera pata del frente unificado, Abdelwahid Abud, es primo del ex jefe del Ejército.
El cisma se remonta a 2003. Déby hizo que el Movimiento Patriótico de Salvación (MPS), el partido del régimen, se olvidara de la sucesión y forzara en cambio una reforma constitucional para que él pudiera seguir aferrado al poder. Los que llevaban años esperando su momento, perdieron la paciencia y acabaron huyendo a la búsqueda de armas y de padrinos.
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