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El puerto iza una vela de 99 metros

El hotel que construye Ricardo Bofill estará rodeado de espacios públicos

Se llamara hotel W Barcelona, porque ésa es la marca de la empresa que ha de explotarlo (de la cadena Starwood), pero se le conoce como hotel vela, por la forma que le ha dado el taller del arquitecto Ricardo Bofill: se trata de un edificio de 88 metros de altura (aunque alcanza los 99 si se toma el nivel del mar como referencia), con 26 plantas, 42.000 metros cuadrados de techo, bajo el que habrá 473 habitaciones, 55 de ellas serán suites, además de bares, restaurantes y un espacio de estética. Ha superado ya un tercio de la altura y desde el esqueleto que ha configurado se ofrece una Barcelona casi insólita: vista desde el flanco sur, hasta ahora apenas hollado por la planta del hombre, aunque sí por la de la industria y la navegación.

Las habitaciones medias tienen 43 metros cuadrados, pero las habrá de 278

El hotel se eleva casi sobre las mismas olas, junto al batiente y la espuma, al final del paseo de Juan de Borbón.

La construcción incluye el hotel, con sus complementos, entre los que destaca un espacioso salón que puede servir para usos diversos, además de un aparcamiento de 650 plazas.

El salón se abre a la pequeña bahía que se extiende al norte de la edificación y ofrece una espectacular panorámica de la ciudad. Antes, un atrio de considerables dimensiones que sirve de entrada al hotel y que tiene una altura equivalente a ocho plantas (unos 25 metros).

Las habitaciones tienen, las que menos, 43 metros cuadrados, pero las habrá de hasta 278 metros. E intermedias, por ejemplo, las que dan sobre el mar, que añaden, al espacio del habitáculo, el de una terraza casi sobre el agua. en la parte opuesta, la vista que se ofrece es la de Montjuïc y las instalaciones portuarias, en línea recta frente al World Trade Center.

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El espacio en el que se yergue el hotel es del puerto de Barcelona. La empresa Nueva Bocana, formada a partes iguales por cuatro constructoras (FCC, Comsa, OHL y Sacresa), dispone de una concesión a 35 años. La concesión obliga a urbanizar el entorno, tanto los paseos de acceso como sobre el mismo frente marítimo, sin desdeñar una plaza pública que se levantará 11 metros sobre el nivel del mar y que tendrá unos 7.000 metros cuadrados, sobre el límite mismo del rompeolas. Todo ello en un conjunto de nueve hectáreas, entre el espacio de uso del hotel, el aparcamiento y los de uso público.

El coste de la obra es de unos 180 millones de euros, una parte de los cuales se cubren con un préstamo sindicado.

Las obras empezaron hace ahora un año (momento en el que empieza a contar el plazo de la concesión) y se prolongarán aún unos meses: hasta el verano del próximo año (la misma fecha en la que se anuncia que estará lista la nueva terminal del aeropuerto de El Prat, obra también del estudio de Bofill). De modo que esta primavera no se podrá acudir aún al bar que estará situado en la planta 26.

Bofill diseñó este hotel con un altura aún mayor, pero el Ayuntamiento de Barcelona no dio su visto bueno al proyecto. Pese a todo, el edificio será el más próximo al agua y configurará la visión desde el mar de la ciudad, junto a las torres de la Villa Olímpica y la de Aguas de Barcelona. La Sagrada Familia, aunque sigue siendo de más altura, quedará un tanto disimulada, como símbolo de una sociedad cada vez más laica.

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