Las empresas se quejan de la falta de formación de los licenciados en letras
Los graduados 'pinchan' en inglés e informática y no saben trabajar en equipo
La reforma universitaria que dicta Europa dará un vuelco a las carreras de letras. Los cambios que vienen obligarán a que facultades como Sociología, Filología o Humanidades adapten sus estudios a las necesidades de las empresas. Será cuestión de supervivencia: su financiación dependerá de si consiguen colocar a sus licenciados en el mercado laboral. La Universidad de A Coruña posee ya estudios que avanzan la profunda transformación a la que se verán abocadas estas titulaciones. Según estos informes, los empresarios se quejan de que los graduados en letras carecen de suficientes conocimientos de informática e idiomas y, sobre todo, desconocen cuál puede ser su papel en una compañía privada.
El sueldo de un filólogo o sociólogo no supera los 600 euros al mes
El 92% de los titulados técnicos se emplea y cobra más de 1.200 euros
El Observatorio Ocupacional que dirige en la Universidad de A Coruña María Jesús Freire ha realizado una encuesta entre licenciados y 200 empresarios de la comarca coruñesa para saber qué carencias detectan unos y otros en la formación que se da en la universidad. Los trabajadores que estudiaron una carrera de letras se jactan de tener un buen nivel teórico, pero admiten que pinchan en inglés y nuevas tecnologías, y que desconocen cómo desempeñar su papel en la empresa y cómo trabajar en equipo.
El diagnóstico de sus jefes coincide. Ellos creen que sus empleados de letras no están preparados para trabajar en grupo y que carecen de "cultura empresarial". "Los centros deberán mejorar su formación y arreglar esto en sus políticas futuras de inserción laboral", subraya Freire, en referencia a la reforma universitaria denominada Proceso de Bolonia. Este acuerdo de la Unión Europea impondrá en los próximos años una serie de requisitos a las titulaciones para que puedan mantener su homologación y recibir fondos públicos. Una de las exigencias tienen relación con las empresas, ya que las facultades y escuelas universitarias deberán alcanzar un porcentaje mínimo de graduados que logran un puesto de trabajo en aquello para lo que han estudiado.
Las carreras técnicas no tendrán que transformarse tanto como las de letras ante la reforma que llega de Europa. Según los datos del estudio de la Universidad coruñesa, ingenieros y arquitectos cumplen "sobradamente" con las competencias y habilidades que les piden los empresarios. Freire apunta una posible causa de las diferencias entre estos titulados universitarios y sus compañeros de letras a la hora de integrarse en el sector privado. "Las carreras de letras siempre se han surtido de gente de la Universidad que nunca ha salido de ella. El profesorado de las técnicas, sin embargo, provienen de la empresa; en estas carreras existe una simbiosis con la empresa. Ése es el camino que deben tomar las carreras de letras".
Los informes del Observatorio Ocupacional de A Coruña, que sigue uno a uno la trayectoria profesional de sus titulados desde 1999, revelan el trabajo precario y mal pagado al que se enfrenta la mayoría de los universitarios. El porcentaje de graduados que logra un empleo a los seis meses de terminar la carrera (relacionado o no con su título) oscila entre el 92% de los ingenieros superiores y arquitectos y el 57% de los licenciados en letras, incluida sociología y psicopedagogía. Entre estos dos extremos se sitúan los licenciados en Educación Física (78%), Ciencias de la Salud (79%), Económicas, Empresariales y Derecho (76%) y Ciencias (59%). Los sueldos también varían. Los filólologos, maestros, psicólogos, logopedas y sociólogos no llegan ni a mileuristas y cobran menos de 600 euros. El salario de los titulados en Derecho, Económicas, Empresariales, Turismo y Relaciones Laborales está entre 600 y 900 euros; el de los aparejadores y peritos no supera los 1.200, un umbral que si traspasan los ingenieros de Caminos, que son además los que menos tardan en lograr un empleo.
La vida les sonríe más a los titulados en carreras técnicas: son los que más cobran, pero también los que más satisfechos están con su puesto. Entre los contratados de letras, subraya la directora del observatorio, es frecuente que se esté buscando otro empleo, "bien porque no trabajan en lo suyo o por el bajo salario". Los de ciencias tardan en emplearse y sus salarios son bajos, pero se confiesan optimistas con su futuro porque ven probabilidades de promocionar. Una confianza inexistente entre los de letras.
Quienes estudiaron ciencias de la salud (podólogos, enfermeros y fisioterapeutas) también presentan una peculiaridad: "Son los estudiantes más contentos mientras están estudiando y encuentran empleo de forma rápida", explica María Jesús Freire, "pero cuando se les encuesta dos años después, todos manifiestan una cierta decepción". Los sueldos bajos y su condena a cubrir plazas de sustitución los fines de semana tienen buena culpa de ese sentimiento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.