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Reportaje:

La lista de Sinjar

El Ejército de EE UU hace públicos los perfiles de casi 700 'yihadistas' extranjeros reclutados para combatir en Irak

Shurie Badr, nacido en Casablanca hace 26 años, llevaba consigo un pasaporte marroquí y un "documento de identidad español", probablemente un permiso de residencia. Electricista de profesión, llegó hace un año a Siria donde le esperaba Idriss, su "coordinador" también marroquí, al que pagó 50 euros. Con su ayuda entró en Irak.

En Sinjar, no muy lejos de la frontera siria, comunicó todos estos datos a un militante de Al Qaeda que los introdujo en un ordenador. Cuando le preguntó el motivo de su viaje, Badr contestó: "Buscar el martirio". Dejó un número de teléfono en el que avisar a sus familiares de su muerte así como una herencia de 100 euros y 45 libras sirias para la organización terrorista. En algunos casos se les tomó una fotografía.

Los marroquíes son los que más aspiran a suicidarse, seguidos de los libios
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La rama iraquí de Al Qaeda es una organización meticulosa. Durante más de un año (agosto de 2006 a agosto de 2007) hizo fichas de casi 700 voluntarios que, a través de Siria, cruzaron a Irak para unirse a sus filas. En octubre pasado, el Ejército de EE UU efectuó por sorpresa una redada en Sinjar y se apoderó del archivo.

El Centro para Combatir el Terrorismo, un instituto de investigación que depende de la academia militar de West Point, acaba de colocar las fichas en su web (www.ctc.usma.edu) junto con su análisis. Considera el hallazgo "importante" porque "revela la capacidad logística y para reclutar en el extranjero".

El análisis del archivo desvela algunas sorpresas. Tal y como se sospechaba, los saudíes son la mayoría de los combatientes extranjeros en Irak (41%), pero los libios figuran en un segundo lugar (18,8%), seguidos por los sirios (8,2%), los yemeníes (8,1%), los argelinos (7,2%), los marroquíes (6,1%), los tunecinos (5,5) etcétera. Juntos, los magrebíes suponen el 37,6%. "Las facciones libias tienen una creciente importancia en Al Qaeda", recalca el estudio de West Point.

Con relación a la población de su país de origen, los libios son los más numerosos, pero, curiosamente, la mayoría no procede de ninguna gran ciudad, sino de Darnah (85.000 habitantes). El grueso de los aspirantes a terroristas argelinos llegados a Irak es también de una pequeña urbe en puertas del desierto (El Oued, 120.000 habitantes) y no de Argel.

El archivo da al traste con una idea muy enraizada en Marruecos: Tetuán es el principal vivero de candidatos al martirio. Casablanca se sitúa muy por delante (65,4%), seguida por la antigua capital del protectorado español (19,2%) y, en un tercer lugar, figura Tánger (11,5%). Per cápita sigue siendo Tetuán la que más muyaidines envía a Irak.

De los que figuran en las fichas, el 56,3% declaran que su trabajo en Irak consistirá en "buscar el martirio" mientras que los demás sólo desean ser combatientes. Los marroquíes son los que en mayor medida aspiran a suicidarse (91,7%) seguidos por los libios (85,2%).

Las fuerzas estadounidenses estiman que el 90% de los atentados suicidas perpetrados en Irak son obra de extranjeros, pero las fichas incautadas sólo contabilizan sus entradas y no dan cuenta de cuál fue su suerte. Sí precisan lo que los futuros "mártires" dejan en "herencia": teléfonos móviles, relojes, algo de dinero y MP3. No indican el contenido de estos aparatos, pero es probable que no sirvan para escuchar música -lo consideran pecado- sino recitaciones cantadas del Corán.

Para viajar de Marruecos a Irak, los jóvenes han empezado por volar de Casablanca a Estambul. A continuación han cruzado la frontera entre Turquía y Siria antes de pasar a Irak. Dos de ellos señalan, sin embargo, en sus fichas que se han desplazado primero a España desde donde volaron a Turquía.

No todos son jóvenes. Entre los que penetraron en Irak para apoyar a Al Qaeda figura un saudí, Muhamad Abl al Fattah, de 54 años, que legó 8.000 euros a la organización. Otro saudí, Abdalá Abid Al Sulaymani, no era, en cambio, ni siquiera joven cuando llegó a Sinjar. Era un adolescente de 15 años y tres meses. Su intención, precisó, sólo era la de combatir. Por edad es lógico que el grueso de los combatientes (42,6%) se declaren estudiantes. "Las universidades se han convertido en un lugar clave de reclutamiento", subraya el informe estadounidense que analiza las fichas. Pero entre los seguidores de Osama Bin Laden abundan también parados, bomberos, policías, algún que otro médico y un chaval experto en medios audiovisuales. También hay cinco militares.

De la lectura de las fichas se deduce que los simpatizantes de Al Qaeda se mueven con facilidad en Siria, donde cuentan con toda una infraestructura. Es "inimaginable en estas condiciones que la red no haya sido infiltrada por los servicios sirios", recalca el centro antiterrorista.

Tanto Siria como Libia "temen la violencia dentro de sus fronteras y prefieren que los elementos radicales se vayan a Irak antes de que permanezcan en casa y causen problemas", se lamenta el estudio. Si quiere ser eficaz, Estados Unidos debe "concentrarse en toda la cadena logística que apoya la migración de estos individuos desde sus países". Para eso debe buscar la colaboración de los Gobiernos árabes.

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