La octava gran crisis bursátil de los últimos 20 años
La caída del 17% en lo que va de 2008 es el peor arranque bursátil desde 1940, el primer año para el que hay datos
La Bolsa española nunca había entrado con tan mal pie en un año como en 2008. El Ibex 35 y el índice general de Madrid sumaron ayer su novena caída consecutiva, con lo que acumulan un descenso del 16,8% en lo que va de año. No hay un precedente de arranque tan negativo de un ejercicio en toda la serie histórica del índice de la Bolsa de Madrid, que arranca en 1940, cuando se retomaron las operaciones tras el cierre de tres años debido a la Guerra Civil.
El desplome de ayer (un 7,54% y más de 1.000 puntos de una tacada) también es el mayor del Ibex 35 desde que el índice nace oficialmente con ese nombre en enero de 1992. El Ibex, no obstante, es la continuación de otro índice llamado Fiex, del que toma en herencia datos desde 1987. En ese periodo hubo dos caídas superiores de la Bolsa española, como refleja también el índice general: el 8,5% del 19 de agosto de 1991, cuando Mijaíl Gorbachov perdió el poder en la antigua Unión Soviética de resultas de un golpe de Estado y el 7,76% del 21 de octubre de 1987, el día del crash de Wall Street.
La actual caída se parece a la de 1998, pero aquélla no afectó a la economía
La crisis bursátil actual se ha ganado un hueco entre las ocho más graves desde aquel crash bursátil de hace algo más de 20 años. La caída del índice es ya del 21% en menos de mes y medio, desde los 15.983,4 puntos que llegó a tocar el Ibex el pasado 12 de diciembre. Y es una crisis que venía avisando desde el verano pasado, cuando en pleno mes de agosto estalló la crisis de liquidez derivada de las hipotecas basura o subprime de Estados Unidos.
La actual crisis tiene similitudes con algunas de las pasadas. El temor a la recesión agravó los efectos del no danés a Maastricht de 1992. La subida en Bolsa de las inmobiliarias españolas había alcanzado dimensiones tan irracionales como las de la burbuja puntocom.
Los analistas de Salomon decían hace unos años que la respuesta al pinchazo de una burbuja es el germen de la siguiente. La bajada de tipos con que se combatió la crisis financiera de 1998 abrió el paso a la burbuja de la nueva economía. Cuando ésta se pinchó y Estados Unidos sufrió el impacto de los atentados del 11 de septiembre, la Fed volvió a bajar los tipos agresivamente. Lo que se ha ido generando en los últimos años ha sido una burbuja crediticia, alimentada no sólo por los bajos tipos de interés sino también por los instrumentos financieros que han tenido un efecto multiplicador de la liquidez disponible y que han hecho bajar la guardia frente a los riesgos.
En su conjunto, a la que más se parece la crisis actual es a la de 1998. Las tormentas financieras que empezaron a arreciar en julio de ese año provocaron un desplome del 37,5% en la Bolsa española en tan sólo dos meses y medio. Aunque los niveles previos a aquella crisis no se recuperaron hasta año y medio después, la salida bursátil de la crisis fue rápida y limpia, con un rebote al alza del 45,3% en dos meses. El factor agravante de aquella crisis fue la quiebra del fondo de alto riesgo Long Term Capital Management (LTCM). Los grandes bancos de Wall Street, capitaneados por la propia Reserva Federal, salieron al rescate de LTCM para evitar males mayores. La inyección de fondos y la bajada de tipos de interés hicieron que las aguas volvieran a su cauce.
Entonces, sin embargo, la economía real salió intacta. Ahora, en cambio, hay un gran miedo a que los daños se hayan extendido demasiado y estén sumiendo a Estados Unidos en una recesión que pueda tener consecuencias para todo el mundo. La caída de los precios de la vivienda, el propio desplome de las Bolsas, el alza de precios y el deterioro de la confianza amenazan con retraer el consumo y sumir a la primera economía del mundo en una recesión pese al plan de choque de unos 100.000 millones de euros que prepara la Casa Blanca.
Es más, algunos analistas, como los de Merrill Lynch, creen que la recesión ya está aquí y otros dicen que es inevitable. JP Morgan considera que se está cotizando en los mercados una recesión, pero que los datos no permiten aún darla por segura. En este clima, The Wall Street Journal, el principal diario financiero del mundo, proclamaba ayer que los síntomas apuntan hacia una "profunda recesión", y en su principal artículo editorial proclamaba la llegada del momento del pánico.
El diario adquirido por el magnate Rupert Murdoch aludía varias veces a un posible crash. Y eso es casi como mentar la soga en casa del ahorcado. Ayer era fiesta en Estados Unidos y los mercados no abrían sus puertas, pero todo apunta a una fuerte caída para hoy. Las malas noticias de las aseguradoras de bonos que se conocieron al cierre de la sesión del viernes, el desplome de los mercados de todo el mundo mientras Wall Street descansaba y, sobre todo, la cotización de los futuros sobre los índices estadounidenses (que ayer se negociaron en diversos mercados) así lo indican.
La mayoría de las fases de crisis aguda de las Bolsas han durado en torno a dos meses. Las recuperaciones, salvo el rebote alcista, suelen ser más lentas, así que paciencia.
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