Empieza la resaca
El año 2008 no ha empezado con buen pie desde el punto de vista de las noticias económicas, tanto en el ámbito internacional como nacional. Bien es verdad que estas noticias nos hablan más bien de los últimos meses de 2007, pero las mismas son un prolegómeno del año que empieza. No hay que alarmarse, pero sí ser consciente de que la economía ha entrado en una fase de corrección, y eso supone, entre otras cosas, que no va a haber la alegría (ni las desmesuras) con que venimos viviendo desde hace años, concretamente desde que España se integró en el euro.
Hasta ahora sólo habíamos disfrutado de las ventajas de esta integración, fundamentalmente un enorme aumento de la capacidad de endeudarnos, prácticamente a coste cero. Pero esto ha generado unos desequilibrios económico-financieros (una borrachera) que ahora hay que purgar. Simplemente esa capacidad de endeudarnos ha provocado un adelantamiento en el tiempo de gastos en consumo e inversión que de otra manera no habríamos podido realizar, estimulando coyunturalmente el crecimiento del PIB, pero apenas ha aumentado nuestro potencial a largo plazo, ya que ese desmesurado gasto lo hemos dedicado sobre todo a consumir y a invertir en viviendas, que cuando son para segunda o tercera residencia o simples instrumentos de inversión que se dejan temporalmente vacías producen escasa rentabilidad (plusvalías, si las hay, aparte, si bien esto es pura inflación). Pocas familias, empresas o Administraciones Públicas veo yo que se hayan endeudado para mejorar la educación, el adiestramiento de los trabajadores o la capacidad de innovación, aunque hay que reconocer que los presupuestos del Estado han estado en estos últimos años más orientados que antes hacia este tipo de inversiones. El factor más importante que ha aumentado, posiblemente también de manera coyuntural, nuestro potencial de crecimiento ha sido la inmigración. Por lo demás, la buena marcha de la economía ha ejercido un efecto adormidera en las dos últimas legislaturas para no enfrentarnos a las reformas estructurales (los deberes) que requiere nuestra integración en la zona euro. En todos los estudios al efecto salimos en los últimos lugares en cuanto a competitividad, y en los primeros en cuanto a rigidez de nuestros mercados, tanto de factores productivos como de bienes y servicios.
El cambio cíclico ya ha calado en los agentes económicos y los indicadores de clima se deterioran
En los gráficos adjuntos se presentan los indicadores más importantes cuyos últimos datos hemos conocido esta semana. La Contabilidad Trimestral No Financiera de los Sectores Institucionales muestra una situación económico-financiera a la altura del tercer cuarto del pasado año, con una tasa de ahorro de los hogares y sociedades no financieras en continuo descenso y una necesidad de financiación en aumento (gráfico izquierdo). El cambio de estas tendencias (la resaca) es lo que parece que ahora ha empezado a producirse, de forma apresurada y agravada por la crisis del crédito a escala internacional y por el aumento de la inflación. El IPI y las ventas de las grandes empresas declaradas a la AEAT, ambos de noviembre, vinieron a corregir el espejismo de los buenos datos de octubre, de forma que ambos indicadores siguen empeorando respecto a trimestres anteriores (gráfico central). Por último, este cambio cíclico parece que ha calado ya en los agentes económicos, y los indicadores de clima se deterioran (gráfico derecho). La coyuntura no puede estar más clara.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.