La gurú del maquillaje

Finaliza el segundo capítulo de The New Beauty Secrets (Atria Books) y su autora aún no ha mencionado trucos de tocador ni ningún otro consejo sobre cómo aplicarse el colorete. Más adelante sí hablará de brochas, de básicos del neceser y texturas de sombras de ojos, pero de momento Laura Mercier prefiere discurrir por otros lugares menos transitados de la industria cosmética, trufándolo con frases que más bien parecen extraídas de un manual de autoayuda. Con ellas anima a sus lectores a desarrollar la autoestima, a no dejarse intimidar por las tendencias y a desconfiar de la belleza que venden las revistas. Un mensaje que cuesta digerir cuando viene ilustrado con una de las miles de portadas que conforman el book de esta maquilladora nacida en La Provenza, y que tampoco se torna más convincente al comprobar que el listado de clientas famosas que muestra su web también desfila por las páginas de lo que los editores califican de "guía para una piel impecable": Julia Roberts, Sharon Stone, Julianne Moore, Meg Ryan, Liv Tyler, Michelle Pfeiffer… Sarah Jessica Parker incluso se aventura a firmar el prólogo: "Ella entiende cómo cambian los rostros y de qué manera se mueven ciertos músculos, haciéndonos sonreír o fruncir el ceño. (…) En realidad, ella es más una pintora o una psicóloga que una maquilladora".

"Las mujeres deben apreciarse más; confiar en ellas mismas en lugar de recurrir al cirujano plástico"

En sus inicios profesionales, nada hacía presagiar que la relación con las mujeres famosas sería tan prolífica y provechosa, como reconoce en esta entrevista telefónica concedida a El País Semanal a finales de noviembre de 2007. Aunque Mercier se formó en el prestigioso Instituto Carita, al que acudían princesas, ricas herederas y actrices como Catherine Deneuve, el lujo y la notoriedad intimidaban a la maquilladora. Su primer trabajo importante con una celebrity (de cuya identidad no suelta prenda) resultó un fiasco: "Las famosas son muy inseguras; algunas, muy egoístas. Y culpan de ello a todos los que están a su lado". Recuerda que aquel día, "ella estaba de mal humor, no le gustaba el maquillaje y me ordenó que se lo quitara. Fue una humillación. Yo trataba de construirme una carrera, y pensé que estaba acabada. Si ahora alguien me dijera que no le gusta mi trabajo, le contestaría: 'Hazlo tú sola'. Y me iría".

Carácter no le falta. Su nombre figura en los créditos de las mejores publicaciones del mundo, y durante los cuatro años que duró su contrato con Elizabeth Arden diseñó el look de todas las campañas. En 1996 lanzó su línea de maquillaje. Desde hace dos años, sus cosméticos están presentes en más de 400 puntos de venta y se distribuyen en 21 países, entre los que se encuentra España.

¿Qué diferencia a Laura Mercier de otras marcas? Prefiero hacer un buen producto para la clienta, nosotros no gastamos dinero en anuncios.

También ha contado con la bendición de actrices muy conocidas. ¿Por qué cree que ellas cautivan tanto a los consumidores? No son una referencia porque las veas en una caja de plástico. Son bellas con sus imperfecciones. Por eso son mejores que las modelos, porque se expresan. Pero tenemos que pensar que si una actriz o cantante está guapa en la portada de una revista, a lo mejor se debe a que su foto está retocada o, mejor aún, a que la han maquillado muy bien.

Había decidido no volver a trabajar con mujeres famosas. ¿Qué le hizo cambiar de opinión? Steven Meisel insistió tanto en que conociera a Madonna, que accedí pensando que si no me atrevía con ella, mi carrera habría terminado ahí. La experiencia con ella en Ronda fue maravillosa, y desde entonces trabajo con celebrities siempre que puedo.

¿Qué opina de que cada vez haya más rostros populares que lanzan su propia fragancia o línea de ropa? Es puro marketing, su nombre vende. Y ya está. Algunas se interesan por lo que hacen, pero otras… No todo el mundo puede lanzar un cosmético, ni hacer un buen producto.

Usted afirma que lo que diferencia su libro de otros sobre maquillaje es que el suyo puede ayudar a poner en valor la propia belleza. ¿No le parece una meta muy elevada? A usted le ha llevado quince años hacer las paces con la mujer que veía en el espejo… Las mujeres deben apreciarse más. Lo que tienen es único. Por eso insisto en que han de confiar en ellas mismas, en lugar de recurrir al cirujano plástico.

¿Está en contra de la cirugía estética? No me opongo, aunque distinguiría entre cirugía y procedimientos cosméticos. Hay que pensárselo mucho. El cambio de rostro implica siempre una invasión de la personalidad.

Dice que existen excelentes cosméticos por menos de 100 dólares. ¿Cuáles son? Las cremas más caras no son las mejores; es pura publicidad. ¿Crees que algún ingrediente puede justificar que una crema cueste mil dólares? Seguro que no.

¿Cómo ha vivido la experiencia de escribir un libro? En 'The new beauty secrets' confiesa que le costó algún tiempo decidirse. Yo me preocupo más de la psicología, de saber quiénes somos y de cómo amarnos como somos. Si escribiera otro libro, sería sobre filosofía, no sobre trucos de belleza.