Madrid adeuda aún las ayudas a la anchoa aprobadas hace siete meses

Los arrantzales están enojados con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, algo que ya resulta casi habitual. El último capítulo en la guerra de enfrentamientos se debe a que el departamento que encabeza Elena Espinosa no les ha pagado aún por la campaña experimental de la anchoa del pasado año. La Administración central adeuda 2.933.074 euros a los 20 buques españoles que participaron en la campaña, la mitad de ellos vascos (ocho guipuzcoanos y dos vizcaínos). Esas ayudas se aprobaron en julio.

El departamento sostiene que la orden de pago ya se ha tramitado

En la campaña participaron 28 buques entre el 15 de abril y el 15 de junio. Una portavoz del ministerio aseguró a EL PAÍS que los expedientes sobre los pagos a estos buques ya están cerrados y se han realizado las ordenes de pago. Precisó que el dinero se encuentra en el Tesoro, que es quien debe librarlo a los diferentes armadores.

Desde el ministerio se justifica esta tardanza en el pago en que a fin de año se acumulan los abonos finales de todos los ministerios y que se junta mucho trabajo en el Tesoro, pero que los fondos ya han salido del presupuesto de Agricultura. Esperan que el pago a los armadores se realice en breve.

El Consejo de Pesca de la Unión Europea acordó en diciembre de 2006 restringir la pesca de la anchoa ante el proceso de agotamiento de la pesquería. Los pescadores españoles no comercializaron la pesca. Los franceses, con capturas muy bajas (unos 60.000 kilos), sí lo hicieron.

Sí se han ingresado, en cambio, en las cuentas de los armadores las ayudas para los buques que no participaron en la campaña experimental y quedaron amarrados a puerto durante el periodo de veda.

Este retraso en el pago se suma al conflicto permanente en la pesquería de la anchoa, que enfrenta de forma reiterada a los arrantzales con la ministra, Elena Espinosa. Los pescadores le acusan de no defender ante la Comisión Europea los intereses del sector. La última desavenencia llegó en diciembre con la decisión de Bruselas de prorrogar la veda de la anchoa hasta junio próximo por considerar que no se ha registrado una recuperación suficiente de la especie.

La decisión no ha gustado a los pescadores del Cantábrico que, al contrario de lo demandado hasta ahora, pedían la apertura de los caladeros argumentando que no quieren "vivir de las subvenciones, sino del trabajo". En el fondo, hay una demanda de mayores ayudas para el sector porque creen que son insuficientes. Esta tesis, que ha sorprendido en el ministerio, les ha llevado además a alcanzar un acuerdo con sus tradicionales enemigos, los pescadores franceses. Las cofradías de Euskadi, Cantabria, Asturias y Galicia y el sector francés pidieron a sus respectivos gobiernos y a la Comisión Europea la reapertura de la pesca de la anchoa con una cuota de 8.000 toneladas, 6.800 para los españoles y 1.200 para los franceses. No fue atendida.

La decisión de la UE ha sido calificada por el Gobierno vasco como la "menos mala", aunque cree que llega tarde. La pesca apenas supone un 1% del PIB en Euskadi, pero dentro de esta actividad, la anchoa supone el 40%, pues es una de las tres grandes campañas de la flota de bajura, con el bonito y el verdel.

El pasado junio, todos los grupos del Parlamento vasco coincidieron en que la pesquería de la anchoa no debería abrirse hasta que la especie alcance el mínimo de biomasa de las 33.000 toneladas.

Los últimos datos aportados por el consejero de Agricultura y Pesca, Gonzalo Sáenz de Samaniego, a la Cámara constatan que la biomasa de anchoa en el Golfo de Vizcaya suma 25.300 toneladas, casi 4.000 más que 2006, pero lejos de las 33.000 toneladas establecidas como la "biomasa de precaución". Los datos proceden de un estudio realizado por Azti.