Una apuesta por el Igadi
La Xunta de Pérez Touriño y Anxo Quintana está procurando avanzar en su estrategia en el exterior, al tiempo que cuida ciertos viajes, como los de Argentina, Cuba o México. Las aportaciones de un equipo reunido por el ex presidente González Laxe constituyen, en ese sentido, un documento de interés para Galicia. Sin embargo, persiste la política continuista de la era Fraga en muchos aspectos y, sobre todo, llama la atención cómo desde la propia Galicia no se valora más la actuación del Igadi, un instituto de análisis y documentación internacional cada vez más apreciado fuera, del mismo modo que su entusiasta director, el profesor Xulio Ríos, colaborador, entre otros medios, del diario EL PAÍS. Si le hicieran más caso, seguramente le iría mejor a lo que podríamos llamar la paradiplomacia gallega.
Es necesario un gran acuerdo político, que cuente con la oposición, sobre la política exterior
La pregunta clave es realmente bien sencilla: ¿está Galicia preparada para afrontar el reto exterior? La realidad nos indica que hay una política exterior dispersa y compleja en la que convergen muchos actores. Es un escenario al que pertenece la participación de Galicia en las instituciones comunitarias, la presencia de la emigración y sus impactos en la política gallega, una internacionalización económica a impulsos pero rara vez estructurada, y una atención poco innovadora en relación con Portugal, que ni siquiera integra el valor de la proximidad a la emergente lusofonía. Tanto en ese aspecto como en otros, Galicia tiene unas enormes potencialidades que parecen frenadas.
Quienes entienden un poco de estos temas subrayan que lo peor es improvisar. Por eso mismo, hay expertos que plantean tomar decisiones partiendo de que Galicia se mueve en cuatro mapas: el de la península, con especial proyección en Portugal; el de Europa; el de la diáspora, y el del resto del mundo. Basta saber esto para asumir que Galicia no es sólo una autonomía en España, sino una autonomía en el mundo, de ahí que sea fundamental asentar una cultura exterior en la acción del Gobierno y de sus principales agentes sociales. No hay que dar la impresión de tener la agenda al día, sino disponer de orientación prospectiva.
Para no caer en el presidencialismo de la etapa anterior -ni tiene sentido repetirlo, ni existe un personaje de la talla internacional de Fraga-, se hace cada vez más recomendable un gran acuerdo político, que cuente con la oposición, al estilo de lo que podríamos llamar una política de Estado. El Libro Branco da Acción Exterior de Galicia, elaborado en 2004 no por iniciativa de la Xunta de Fraga sino del Igadi, ya tenía ese criterio (Alianza por Galicia en el campo exterior), que se mantiene -con la misma expresión incluso-en la Estratexia de Acción Exterior de Galicia (2007), coordinada por González Laxe. No en todo vamos en el furgón de cola, porque el trabajo de 2004, de la mano de Xulio Ríos, colaborador a su vez de Laxe en 2007, fue el primero de una comunidad autónoma española y también el primero en cualquier entidad subestatal de Europa. Si algo hay, por tanto, importante es imaginar estrategias. Y ahí es donde podría entrar más el Igadi, cuya experiencia ya comprende 20 años de trabajos y reflexiones.
No sólo hay que saber mirar al dedo del que sabe sino a donde apunta su dedo. Y en su día, cuando pocos miraban al Este, el equipo de Ríos apostó por Polonia. También apostó por una visión de la emigración que pusiera en valor la Galicia relevante del exterior para superar la dicotomía territorial y crear un tercer espacio de entendimiento para la proyección de Galicia en el mundo. El Igadi supo vaticinar también el renacimiento de América Latina y lleva años prestando gran atención a China, hasta el punto de que Xulio Ríos es hoy un referente internacional en materia de análisis político. Por tanto, Galicia sí tiene una opinión solvente del mundo. Otra cosa es que la sepa aprovechar.
El Igadi tiene además la ventaja de que nació por impulso de la sociedad y no desde el poder. Si la Xunta no sabe verlo habrá que pensar en comprarle algo más que gafas. Apostar hoy por la acción exterior debería ser también sinónimo de apostar por el Igadi. Fuera ya lo hacen.
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