Los tres acusados de dejar en coma a un urbano lo niegan todo
El fiscal pide 11 años para cada uno y penas menores para otras 6 personas
Estuvieron allí, pero no hicieron nada. Ésa es la tesis que ayer expusieron de manera coincidente los tres jóvenes acusados de dejar en coma vegetativo a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona durante una fiesta okupa, hace ahora dos años.
La fiscalía sostiene que el agente fue agredido cuando ya estaba en el suelo
La denuncia por supuesto maltrato policial se archivó y está recurrida
El fiscal solicita 11 años de cárcel para Andrés Lanza, Álex Cisternas y Juan Danuel Pintos en el juicio que ayer se inició en la Sección Octava de la Audiencia de Barcelona. Los tres no sólo negaron cualquier relación con la brutal agresión que sufrió el guardia urbano, sino que también coincidieron en declarar que fue la policía la que les golpeó a ellos durante la detención y en comisaría. La justicia archivó en su día la denuncia que presentaron por ese motivo y ahora está pendiente de recurso.
Los hechos que ayer se juzgaron datan de la madrugada del 4 de febrero de 2006, cuando se estaba celebrando una fiesta okupa en el número 55 de la calle de Sant Pere més Baix, en un local municipal. La Guardia Urbana acudió al lugar y, como la casa estaba repleta, vetó la entrada a un grupo de entre 20 y 30 personas, entre los que se encontraban los tres acusados.
Según la tesis de la fiscal, estas personas se retiraron y después volvieron "en actitud claramente hostil" y con un "concierto previo" para enfrentarse a la policía.
Los tres acusados, que están en la cárcel desde los hechos, negaron esa versión en sus declaraciones, dijeron que eran conocidos, no amigos, y que no llevaban palos, piedras y botellas para tirarlas a la policía. La fiscalía asegura que Rodrigo Lanza arrojó una piedra a la frente de un guardia urbano y que éste cayó desplomado al suelo. Posteriomente, cuando el policía estaba tumbado en la calzada, Álex Cisternas le arrojó otra piedra, sostiene la fiscal.
Lanza declaró ayer que nunca vio a ese policía que acabó en coma vegetativo de por vida, que no sabía dónde estaban sus amigos y que no vio que sus acompañantes lanzaran objetos. Cisternas, por su parte, explicó que vio que caían objetos desde la casa ocupada, pero que ninguno fue arrojado por él.
La fiscal sostiene que, después de la brutal agresión, los jóvenes que no pudieron entrar en la casa impidieron que los urbanos retirasen a su compañeros y les arrojaron desde un cono de los utilizados para regular el tráfico hasta una valla metálica. Tres policías más resultaron heridos y por ello seis jóvenes se sientan también en el banquillo y afrontan una petición de dos a cuatro años de cárcel.
Cuatro de ellos declararon ayer que estuvieron en la fiesta, pero que no vieron lo que ocurría en el exterior. Coincidieron con el resto en que no vieron que se lanzasen objetos. Otros dos acusados negaron su participación en los incidentes y explicaron que no estaban allí.
Está previsto que el juicio acabe el lunes. Además del fiscal, en el caso ejercen la acusación el Ayuntamiento de Barcelona, la Guardia Urbana y la esposa del urbano que quedó en coma, padre de cuatro hijos.
"Nos lo hemos cargado"
"Perro, cabrón, nos lo hemos cargado". Ésa es la frase que, según la fiscalía, profirió Juan Daniel Pintos después de que Lanza y Cisternas arrojasen las dos piedras que han dejado al urbano en coma vegetativo. Pintos negó ayer al tribunal haber proferido esos insultos. "Soy argentino, hablo con ese acento y no utilizo esas expresiones", dijo en el juicio.
Los familiares y abogados de los tres encarcelados han denunciado sin ningún éxito la supuesta vulneración de sus derechos fundamentales durante la investigación en el Juzgado de Instrucción número 18 de Barcelona. Agotada esa vía, ahora no sólo cuestionan incluso la imparcialidad de ese juzgado, sino también del tribunal que juzga el caso. Hasta el punto de enviar "observadores" al juicio que se inició ayer, algo que no se recuerda en la Audiencia de Barcelona desde hace mucho tiempo.
Lanza y Cisternas son chilenos y Pintos es argentino. El caso se ha difundido ampliamente en sus países y así se explica también que ayer acudiera al juicio el embajador de Chile en España, Osvaldo Puccio, acompañado del cónsul en Barcelona, Marcelo Aguirre. También estuvo presente el cónsul general adjunto de Argentina en Barcelona, Carlos David Arzani, además del presidente de la comisión de derechos humanos del Senado chileno, Jaime Naranjo, y de Nora Cortiñas, de la asociación Madres de la Plaza de Mayo.
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