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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Giro al centro del PP?

Mariano Rajoy ha propuesto toda una serie de "consensos" que el PP intentaría alcanzar con el principal partido de la oposición si los populares se alzaran con la victoria el 9 de marzo. La pregunta que se plantea es, naturalmente, si la promesa de tales consensos (a través de la cual el PP escenificaría un supuesto giro al centro) es o no creíble.

La cuestión de la credibilidad de las promesas es uno de los problemas más agudos a los que se enfrentan los políticos. El premio Nobel de Economía Thomas Schelling lo plantea de este modo: "Tras los hechos y las predicciones, llegamos finalmente a las intenciones. ¿Puede uno

convencernos de que tiene la determinación suficiente para hacer lo que prometió que haría? ¿Puede un político persuadirnos de que no cambiará de opinión a medida que los costes se acumulan y los riesgos se van convirtiendo en algo real? ¿Cómo sabemos que el político ha valorado de manera correcta dichos costes y riesgos, o que su firme determinación no refleja en realidad inocentes errores de cálculo?".

La credibilidad de las promesas es uno de los problemas más agudos a los que se enfrentan los políticos
El tiempo corre en contra del Partido Popular a la hora de afianzar sus promesas de consenso

Las promesas a las que se refiere Schelling son, como todos sabemos, siempre las mismas: van desde bajar los impuestos hasta subir las pensiones y los salarios mínimos. Son propuestas que, por su propia naturaleza, invitan al escepticismo por parte de la ciudadanía, que a menudo las acoge con una cierta indiferencia. Si además se hacen en plena campaña electoral, se introduce un elemento más para que cunda una sospecha generalizada sobre su verdadera credibilidad. Teniendo en cuenta la situación de crispación que se ha vivido en nuestro país a lo largo de toda esta legislatura, la promesa de consenso de Rajoy también podría situarse dentro de este grupo de promesas, en principio, difíciles de creer.

Los políticos desarrollan toda una serie de estrategias para dar credibilidad a sus promesas. Esencialmente, todas estas estrategias pasan por lo que Elster denomina, en Ulises y las sirenas, "atarse las manos".

Recordemos una vez más la Odisea: atraído por los cantos de sirena que le empujan a chocar contra las rocas, Ulises se ata al mástil de su barco, evitando con ello el fatal desenlace. Pues bien, elaborando sobre la base de esta historia, Elster nos dice que una de las formas más efectivas de dar credibilidad a nuestras intenciones es, precisamente, atarnos las manos. Atarnos las manos es, en realidad, adoptar toda una serie de medidas que hagan imposible cualquier curso de acción distinto al cumplimiento de la promesa. En política, estas "medidas" pueden ser de distinto tipo: por ejemplo, el político puede "jugarse su reputación"; puede hacer pactos políticos, tanto internos como externos; puede emplear el derecho, y puede, finalmente, utilizar la moral o la ética.

Apliquemos este esquema a la promesa de consenso de Rajoy. Para empezar, el candidato del Partido Popular no ha realizado ningún pacto o gesto político específico dentro de su partido que permita entender que cumplirá. Otra alternativa habría sido llegar a algún tipo de acuerdo con su principal oponente, pero, que yo sepa, no hay nada de esto (ni siquiera en materia de terrorismo, tras el último atentado de ETA). Situado como está en la oposición, el PP no puede emplear el derecho para dar credibilidad a todas o a alguna de las promesas de consenso realizadas (no puede adoptar una norma, o una resolución parlamentaria, en esa dirección, al menos sin el acuerdo de otros partidos, cosa dudosa en campaña electoral).

Con respecto a la apelación a normas éticas o morales, el PP lo hace constantemente, notablemente en el ámbito terrorista, y sobre todo cuando se refiere a las víctimas. Sin embargo, estas apelaciones se convierten en mera retórica a partir del momento en el que el consenso que el PP plantea en esta materia se hace para denunciar que durante esta legislatura el Gobierno "ha accedido a una negociación política con ETA mientras ésta seguía cometiendo nuevos asesinatos, ataques, amenazas y extorsiones", según dice textualmente el programa electoral del Partido Popular.

El único elemento que le queda a Rajoy es, pues, el reputacional: por tanto, a partir de ahora, Rajoy podría "empeñar su palabra", "su honestidad como político", o emplear alguna fórmula similar, para indicar que cumplirá su promesa de intentar de verdad el consenso. Sin embargo, para que el elemento reputacional funcione, hay una cuestión clave, que es el tiempo. Y el tiempo corre en contra del Partido Popular a la hora de afianzar sus promesas de consenso. Primero, porque a nadie se le olvida que el discurso que ha empleado el PP durante tres años y medio no ha sido precisamente propio de un partido que hace todo lo posible por buscar consensos. Y segundo, porque el tiempo que le queda al PP para rectificar su discurso hasta las elecciones es demasiado escaso. Sin tiempo no hay, pues, apelación a la reputación que valga. A la vista de todo ello, imagino que Schelling diría que la promesa de consenso de Rajoy es un "inocente error de cálculo"; nosotros diríamos, directamente, que carece de credibilidad.

Antonio Estella es profesor de Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid.

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