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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más asesinadas

Faltan medios para identificar los casos de mayor riesgo entre las mujeres maltratadas

Durante el año recién ido 74 mujeres fueron asesinadas en España por sus parejas o ex parejas. Ello supone regresar a las cifras anteriores a la Ley Integral contra la Violencia de Género, aprobada a finales de 2004. Aquel año hubo 72 asesinatos, y 60 y 68 en los dos siguientes. En el que ahora se inicia ya se ha producido la primera víctima, una mujer de nacionalidad inglesa, asesinada en Coín (Málaga) en la madrugada de ayer. 26 de las 74 asesinadas en 2007 eran extranjeras: el 39%; pero en el 40% de los casos el asesino era español.

Los datos confirman las dificultades en la aplicación de la ley, especialmente a la hora de identificar y proteger a las víctimas que se encuentran en una situación de riesgo extremo. Tras la denuncia, el juez evalúa si es necesario dictar medidas cautelares, entre las que puede figurar la de alejamiento. Para poder hacerlo con un conocimiento cabal es necesario un dictamen profesional, que corresponde a las llamadas unidades de evaluación, formadas por psicólogos, forenses y trabajadores sociales; pero sólo hay una treintena de esas unidades en toda España, lo que hace imposible un análisis solvente caso por caso de las 100.000 denuncias que se presentan cada año. Poner los medios para que esos diagnósticos se hagan en todos los casos debería ser una prioridad de las administraciones.

Una vez garantizada esa evaluación individualizada es cuando tendría sentido estudiar la adecuación de los medios de protección. Por ejemplo, la contratación, sugerida recientemente por el Consejo del Poder Judicial, de escoltas privados para las mujeres en mayor peligro.

Que el número de víctimas extranjeras sea cuatro veces superior al de la media revela un problema específico que requiere atención especial. Las explicaciones culturales son insuficientes, dada la evidencia de que muchos de los agresores son nacionales. Más bien es un indicio de la situación de especial sumisión y ausencia de una red familiar de amparo que sufren muchas de esas mujeres. Esa vulnerabilidad y dependencia las convierte en víctimas preferentes del machismo resentido que suele abundar entre los maltratadores. Lo que sugiere a su vez la necesidad de políticas de información específicamente dirigidas a las jóvenes inmigrantes.

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