Aquellos fastidiosos años

Hay ocasiones en que los azares de la distribución formulan la posibilidad de un programa doble perfecto: el estreno simultáneo de Viaje a Darjeeling de Wes Anderson y This is England de Shane Meadows es toda invitación a construirse una sesión perfecta sobre el delicado tema de la herencia paterna. En la primera, un padre muerto lega a sus tres hijos otras tantas maletas deslumbrantes y una pesada carga de autismo afectivo. En la segunda, un soldado muerto en la guerra de las Malvinas deja unos pantalones de campana fuera de temporada y una inmitigable sed de pertenencia y justicia a su retoño adolescente. Por lo demás, no puede haber dos películas más distintas: donde Wes Anderson coloca construcción y artificio, Meadows contrapone urgencia y desaliño. Wes Anderson es un Niño Burbuja: Shane Meadows aprendió en la calle.

This is England es, también, la oportunidad (algo tardía) de descubrir a un joven cineasta que, con cinco largometrajes y un puñado de cortos a sus espaldas, lleva proponiendo, desde mediados de los noventa, una estimulante modulación del realismo británico.

El cine de Shane Meadows es la obra de alguien que ha mamado suburbio, transitando tanto por la acera soleada como por la contraria, y que es capaz de mirar hacia atrás no tanto sin ira como sin nostalgia, sin ese velo redentor que, por ejemplo, lleva a sentimentalizar entre nosotros episodios tan delicados como la Guerra Civil o la transición.

Poderoso relato de iniciación, This is England habla de la necesidad de pertenecer y de sus peligros, a través de la experiencia de un adolescente -un excepcional Thomas Turgoose- que encontrará a su sustitutorio padre oscuro en el mismo lugar donde ha hallado a esa familia de elección que se suele llamar pandilla. Meadows remata su relato con una simbología ingenua y obvia que no logra hacer naufragar la excelencia del conjunto.