La huelga de autobuses se encona

Queda aún un día de huelga, el de hoy, pero las posiciones de los conductores de autobús y de la dirección de Transportes de Barcelona (TB) no se han movido ni un milímetro en las dos jornadas de paro (ayer y anteayer). Al contrario, ambas partes se distancian y el conflicto se encona, mientras los usuarios padecen una huelga que se ha convertido en un pulso: los conductores afirman su derecho a los dos días de descanso semanal y la empresa se atrinchera en la vigencia del convenio. El intento de los trabajadores de entregar ayer una carta a la dirección de la empresa, tras una manifestación a la que acudieron unas 300 personas, resultó inútil. No lograron ni siquiera ser recibidos. Tuvieron que dársela al jefe de personal.

Los conductores piden que se aplique un decreto del Gobierno central que modifica las condiciones pactadas en el convenio vigente. La empresa sostiene que esas modificaciones deben ser pactadas. La discordia se concentra en dos asuntos: 30 minutos de descanso diarios y los días de descanso semanal. El lunes se celebrará una reunión, pero el clima es de pesimismo.

El encono se agravó ayer por la tarde cuando se efectuó una detención. Los Mossos d'Esquadra sostienen que el arrestado les agredió con un paraguas. Los trabajadores acusan a los mossos de provocarles. Al anochecer, en las cocheras de Zona Franca, se reprodujo la tensión sin llegar al enfrentamiento. La intención de los Mossos era tomar declaración al detenido y ponerlo en libertad, lo cual no se había producido al cierre de la edición.

Por la mañana, la manifestación, escoltada por los mossos, fue desde la plaza de Espanya hasta la sede de la empresa, en la Zona Franca. Al no ser recibidos por la dirección, los trabajadores arrojaron huevos a los directivos y luego cortaron la ronda Litoral durante unos minutos.

La empresa denunció hasta 96 ataques a autobuses o agresiones a conductores que no querían secundar la huelga. La dirección acusa al presidente del comité de empresa, Saturnino Mercader, de CGT, de haber pinchado una rueda de un autobús. Él lo desmiente. De momento, el número de expedientes abiertos alcanza ya los 16, aunque Mercader supone que "habrá más" porque, añade, "la política de la empresa es la de la represión".

El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, aseguró ayer que la "radicalización" de las huelgas de los conductores de autobuses de Transportes Metropolitanos de Barcelona es "la expresión de la impotencia" que sienten por no haber conseguido "ni uno solo de los objetivos sindicales". A juicio del alcalde de Barcelona, lo único que se ha conseguido es "alterar de un modo sustancial la calidad de vida de los usuarios", pero no los objetivos que los sindicatos convocantes se habían planteado. Hereu defendió su "derecho democrático" a hacer huelga, pero aseguró que los ataques a quienes salen a trabajar demuestran que "hay muchos" que no quieren seguirla.

La huelga está convocada por CGT y la Asociación de Conductores del Transporte Urbano. Comisiones y UGT han jugado a todas las cartas: no convocan, pero tampoco la rechazan. Si la huelga triunfa, recogerán los frutos. Si fracasa, podrán acusar a los convocantes de aventurerismo.

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