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Reportaje:

2009: Daniel Barenboim

Hoy se abre el plazo que sortea las entradas del concierto

Daniel Barenboim dirigirá el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena el 1 de enero de 2009. Es cierto que falta un año todavía, pero no hay tiempo que perder. Quien quiera presenciar en directo el espectáculo de valses en la Sala Dorada del Musikverein tendrá que probar su suerte a partir de hoy y hasta el 23 de enero. Es el plazo abierto para el sorteo de las entradas en la página web de la Filarmónica de Viena, a la que llegan miles de solicitudes del mundo entero.

A diferencia de otras orquestas, la prestigiosa Filarmónica de Viena carece de director permanente. Son los miembros de la formación los responsables de todas las decisiones, ya sean de carácter administrativo como artístico. La decisión de someter la venta de entradas a sorteo les ha parecido ineludible, dado que la sala sólo tiene cabida para unos 2.000 espectadores. Aunque los precios de las codiciados entradas en la compra directa oscilan entre 25 y 850 euros, hay quienes llegan a pagar hasta 3.000 euros en la reventa. Siempre llama la atención la gran proporción de espectadores japoneses. No es que el azar se incline más por ellos, sino que en Japón hay varias organizaciones de fans a las que la Filarmónica de Viena privilegia con contingentes reservados.

Fue en 1958 cuando se transmitió por primera vez el concierto por televisión. Hoy llega a 54 países por vía televisiva, y además se escucha por unas 300 emisoras de radio. El contrabajista Michael Bladerer, portavoz de la Filarmónica de Viena, opina que la tradición vienesa fascina en todo el planeta, porque "es un alivio empezar el año con los mismos compases del vals, en los que se percibe que, mientras el tiempo pasa, todo y nada cambia, el reloj continúa girando, la vida sigue...".

Si hay un son cubano que dice "para tocar el son, hay que llevarlo en el corazón", los vieneses suelen decir otro tanto de su propio vals. No necesariamente hay que haber nacido en Viena, sino quizá vivir, aprender, percibir, respirar la atmósfera de esta ciudad que se precia de ser la capital de la música.

El legendario crítico de música austriaco Karl Löbl felicitó ayer a los músicos por haber interpretado "el concierto más vienés de la historia" bajo la batuta del francés Georges Prêtre, quien cuenta con larga experiencia con orquestas vienesas. "La palabra que Prêtre más ha repetido durante los ensayos es atmosphère. Decía atmosphère en francés, y nos transmitía la atmósfera con la intensa expresión de su rostro, una atmósfera diferente para cada vals, para cada movimento, como la vida misma", explica Bladerer.

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