En la piel del inmigrante
Tres jóvenes jerezanas prueban el videojuego lanzado por el Ayuntamiento
Kamil Jaruzelski es un adolescente polaco de 12 años. Su familia ha decidido trasladarse a otro país europeo más próspero: España. Ahora se enfrenta a un idioma diferente, costumbres distintas y a un nuevo colegio. Podría ser uno de los centenares de extranjeros que en la actualidad pasan por esta situación. Pero este chico no existe.
Kamil es sólo uno de los cuatro protagonistas de un videojuego que ha ideado el Ayuntamiento de Jerez para facilitar la integración de los inmigrantes entre los jóvenes jerezanos.
El consistorio va a distribuir medio millar de juegos entre los institutos de la ciudad con el objetivo de que alumnos de entre 12 y 15 años conozcan de primera mano los avatares de este chico polaco que aterriza en un nuevo país.
Kamil tiene un año menos que Claudia, Yaiza y Julia, estudiantes del Instituto de Enseñanza Secundaria jerezano Fernando Savater. Durante la hora y media de duración de este videojuego educativo, estas tres chicas han tomado la identidad del joven polaco y de su familia.
En la piel del inmigrante han pisado por primera vez un aeropuerto español, han cambiado sus zlotys polacos a euros, han comprado un mapa en otro idioma, han sufrido su primer día de clase, han conocido el rechazo de algunos compañeros y hasta han regularizado su situación en España.
Han comprobado, a través de sencillos clics de ratón, algo hasta ahora desconocido para ellas: la situación más cotidiana se torna adversa para los inmigrantes.
Claudia, Yaiza y Julia han completado la prueba con éxito y coinciden en la conclusión: "No nos portaríamos igual con un inmigrante después de hacer el juego".
Estas tres jerezanas han llegado a perder la paciencia al deambular del ayuntamiento al consulado para solicitar un certificado de empadronamiento o de penales, han rogado a su casero para que les dé un contrato de alquiler del piso que pagan mes a mes y han implorado a un empresario un contrato de trabajo que acredite su estancia en el país. En el instituto han tenido que recorrer hasta el último rincón para conseguir que sólo dos alumnos acepten una invitación a una fiesta intercultural y en la farmacia han debido echar mano del diccionario para comprar unos pañales.
"Ya sabemos sus problemas. Una cosa muy sencilla les cuesta demasiado", lamenta Yaiza al término de la sesión. "Debemos ponernos más en su piel", añade Julia, quien reconoce que la mayoría de los chicos de su edad "pasan de estas cosas porque no les afectan".
En Jerez residen 4.000 inmigrantes y la llegada de extranjeros crece en progresión aritmética. Educar a los estudiantes en favor de la integración es la meta que la administración local pretende alcanzar con un videojuego que enseña conceptos como el etnocentrismo o el relativismo cultural y que premia o penaliza la actitud del jugador frente a los extranjeros.
La Junta de Andalucía ha financiado la iniciativa y no descarta distribuir el videojuego en institutos de toda la región.
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