¡Pobres camareros!
Esta mañana, mientras desayunaba en un bar, en medio de una espesa cortina de humo de tabaco, he mirado a esos dos camareros que detrás de la barra realizan cada día su trabajo de manera tan eficaz. Y me he preguntado cómo son capaces de soportar durante una jornada laboral entera, día tras día, ese ambiente tan sumamente contaminado, si para mí, que sólo he pasado allí 10 minutos, ha resultado tan sumamente molesto. Y como ellos, miles de trabajadores de la hostelería. ¿Qué ley protege la salud de estas personas? Bien están los recursos empleados en deshabituación tabáquica, bien los cursillos de educación y promoción de la salud. Pero, por favor, exijamos a nuestros políticos que empiecen por lo fundamental, que tengan el valor que han tenido en otros países europeos de legislar para que sea posible desayunar en un ambiente libre de humo. El cigarrito, después, en la calle.
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