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Reportaje:

Unas arcas 'bolivarianas'

El Banco del Sur, una iniciativa de Hugo Chávez, nace marcado por el escepticismo y sin unas funciones definidas

Jorge Marirrodriga

Cuando hace ocho años el entonces recién nombrado presidente venezolano, Hugo Chávez, lanzó su propuesta de crear "un banco del sur" que permitiera a los países latinoamericanos evitar los circuitos de crédito internacional existente, muchos consideraron que la iniciativa no pasaría del campo de la retórica de lo que ya se perfilaba como un marcado carácter antiestadounidense en su política. Pero hace una semana Chávez vio en Buenos Aires cómo tomaba cuerpo solemnemente el Banco del Sur y se convertía en el primero de los grandes proyectos bolivarianos para Latinoamérica que ven la luz. Pero la pregunta es si el organismo que nació el pasado domingo es realmente el hijo que quería Chávez o los otros padres de la criatura le tienen destinado un futuro muy diferente.

Venezuela pondrá la mayor cantidad de fondos, pero Brasil, Argentina, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Bolivia no han revelado sus aportaciones
El Banco del Sur, con sede central en Caracas, estará operativo en 2008 con un capital inicial en torno a los 7.000 millones de dólares

Teóricamente el Banco del Sur, con sede central en Caracas y dos subsedes, una en Buenos Aires y otra en La Paz, estará operativo en 2008 con un capital inicial en torno a los 7.000 millones de dólares. Pero a estas alturas ni siquiera está claro cuánto capital aportará cada uno de los socios. Tampoco tiene estatutos de funcionamiento, que deberán ser definidos en los próximos 60 días. Con esta premisa, lo firmado en Buenos Aires es más que una declaración de intenciones pero menos que la cristalización de un proyecto definido.

Una propuesta política

Aunque se da por descontado que Venezuela pondrá la principal cantidad de fondos, ni Brasil, Argentina, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Bolivia han hecho pública la cifra con la que participarán. Porque (aunque se ha citado profusamente durante estos días la experiencia de Europa con el BCE y hasta el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha reclamado la creación de una moneda común suramericana a imitación del euro) el problema estriba en que ninguno de los firmantes del acta fundacional del banco comparte la misma idea de lo que debe ser el nuevo ente.

Chávez lo tiene muy claro. Para él su propuesta "es política y no técnica" y "un instrumento de liberación". El venezolano considera al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Mundial (BM) y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como meros instrumentos de la política estadounidense para controlar a los Gobiernos latinoamericanos. Según el venezolano, se da la paradoja de que los países en vías de desarrollo están prestando dinero a EE UU al 1% o 2% de interés, dinero que Washington presta a su vez a estos países a un interés del 10%. "Es de tontos", aseguró el lunes en Buenos Aires.

El Banco del Sur debe ser una alternativa viable a todos los citados organismos que otorgue autonomía a los Gobiernos de la región, para lo cual es necesario que los socios transfieran -en palabras de Chávez- "los miles de millones de dólares de sus reservas internacionales depositadas en bancos de Estados Unidos y Europa" al Banco del Sur.

Brasil no quiere oír ni hablar de esta posibilidad. Su Ministerio de Economía ya ha señalado que no piensa transferir sus reservas al nuevo banco, y desde Itamaraty, la sede de la diplomacia brasileña, se apunta a que muchísimo menos se contempla esta transferencia de fondos a un banco cuya sede esté precisamente en Caracas. Fiel a su estrategia ante los movimientos políticos en Suramérica de los últimos años, Brasilia prefiere esperar y ver. Sin rechazar de entrada la iniciativa pero sin mostrar más entusiasmo del necesario. Apareciendo en la foto pero sin ir más lejos de lo estrictamente imprescindible para no ser acusado de torpedear el proyecto.

"Chávez ha anunciado que transferirá la mitad de sus reservas internacionales, pero habrá que ver que lo haga", apunta una fuente brasileña en la capital argentina. Pero, además, Brasil ya dispone de su propio banco alternativo centrado en las ayudas al desarrollo. Se trata del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), con unos activos superiores a 90.000 millones de dólares y una actividad que abarca casi todo el continente.

A otros socios entusiasmo no les falta, pero dinero sí... y confianza financiera también. Es el caso de Bolivia, con una convulsa situación interna y donde el Gobierno de La Paz, presidido por Evo Morales, y las regiones autonomistas se disputan los beneficios de las regalías petroleras, la principal y casi única fuente de ingresos del país.

Atractivo

El pasado martes, el Gobierno anunció que recurrirá a los créditos del Banco del Sur para potenciar empresas estatales y crear nuevas firmas estratégicas, pero horas después aclaró que Bolivia "no dejará de acudir a los organismos tradicionales de crédito, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento". Y es que en cuestiones económicas el pragmatismo se impone. El BID tiene unos activos cercanos a los 67.000 millones de dólares, muy lejos de los 7.000 millones del nuevo Banco del Sur, incluso superados por los más de 10.000 millones de la Corporación Andina de Fomento. En el corto plazo, Morales no comparte la idea original de Chávez y, para su Gobierno, el Banco del Sur puede ser "complementario" o "alternativo", pero no "excluyente" de los demás organismos existentes.

En sí, la idea del Banco del Sur es vista no sólo como atractiva sino como necesaria por la mayoría de los mandatarios de la región, incluyendo los que no han participado en la fundación, como Colombia o Chile. El colombiano Álvaro Uribe ha mostrado a Lula su interés en sumarse al proyecto, aunque se enfrenta a problemas constitucionales, como la independencia del Banco Central, que es quien maneja las reservas de la República. Lula, interesado en sumar socios de peso que diluyan el carácter político que pretende darle Chávez, aseguró a su homólogo colombiano que está seguro de que Colombia podrá entrar en el club sin comprometer sus reservas. Los estatutos tienen que redactarse, y es el ecuatoriano Rafael Correa -el único economista entre los presidentes fundadores y formado en Estados Unidos- el que se ha implicado más personalmente en este cometido. Lula prometió a Uribe que hablaría con él.

Los presidentes de Venezuela y Bolivia, H. Chávez y E. Morales, en Buenos Aires, con motivo de la firma del acuerdo para crear el Banco del Sur.
Los presidentes de Venezuela y Bolivia, H. Chávez y E. Morales, en Buenos Aires, con motivo de la firma del acuerdo para crear el Banco del Sur.EFE

De la cárcel a la realidad

La historia muestra cómo a lo largo de los siglos el paso por la cárcel ha servido como marco de inspiración para grandes obras literarias y doctrinas políticas, estas últimas casi siempre peores. Y Hugo Chávez ha revelado esta semana en una entrevista con la televisión venezolana que fue en una celda donde concibió la idea de crear un banco propio para los países latinoamericanos. El entonces militar venezolano se encontraba recluido en la prisión de Yare tras intentar derrocar al presidente constitucional, Carlos Andrés Pérez, en 1992.

Chávez calificó de "terribles" los momentos que entonces vivía el mundo. "Caía la Unión Soviética, se congelaron las luchas del llamado Tercer Mundo y se levantó la bandera de la unipolaridad", destacó. El presidente venezolano pasó dos años en prisión, donde escribió Cómo salir del laberinto, una obra donde se recogen las bases de su pensamiento político.

Pero la ceremonia que se desarrolló el pasado domingo en el Salón Blanco de la Casa Rosada de Argentina queda lejos de lo que el presidente imaginó para dar inicio a su proyecto. La todavía presidenta electa argentina, Cristina Fernández, robó todo el protagonismo al acto cuando, por sorpresa y saltándose el protocolo, su marido, Néstor Kirchner, le cedió la palabra. Fernández juraba al día siguiente como la primera presidenta salida de las urnas en la historia del país y en su intervención se dedicó más a hablar de sus relaciones con los otros mandatarios presentes que del Banco del Sur. Ni siquiera acudieron todos los fundadores. El uruguayo Tabaré Vázquez, un referente de la izquierda latinoamericana, declinó acudir al acto por sus diferencias con el Gobierno argentino. Y aunque parte del público coreaba "¡patria sí, colonia no!", el sentir de los presentes, que sabían el verdadero estado de la cuestión, fue reflejado por la prensa al día siguiente. "Esperemos que el Banco del Sur tenga más suerte que el Gaseoducto del Sur".

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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