El comercio y Zimbabue enfrentan a Europa y África
La UE critica el régimen de Mugabe y gran parte de los líderes africanos rechazan la injerencia exterior
El comercio y Zimbabue enfrentaron ayer a europeos y africanos en su primera cumbre desde hace siete años. Mientras la UE, de la mano de la canciller alemana, Angela Merkel, lanzaba una encendida crítica contra el régimen dictatorial del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, de 83 años, los africanos, a excepción de un par de ellos, y de pasada, evitaron siquiera mencionarlo. Fuera, algunos manifestaron su solidaridad y otros su rechazo al padre de la independencia de su país, cuya presencia en la cumbre provocó la ausencia del primer ministro británico, Gordon Brown.
Dentro, el presidente senegalés, Abdulaye Wade, encabezó las críticas a la actitud europea: "La información que maneja Merkel es falsa. ¿Quién se atreve a decir que en Zimbabue se violan más los derechos humanos que en otros países africanos?". Wade fue el único líder africano que convocó una conferencia de prensa. Fue masiva y larga, porque Senegal encabeza la oposición de los países africanos a los acuerdos de apertura comercial (EPA, por sus siglas en inglés) que pretende acordar la Unión Europea.
La jornada fue un éxito para la diplomacia británica, representada por la baronesa Valerie Amos, al lograr que toda la atención se centrase en el conflicto con su ex colonia. Otras cuestiones, como la crisis humanitaria en Darfur o Somalia, pasaron a un segundo plano en el complejo de la Feria de Lisboa, donde también se habló de inmigración, cambio climático y paz y seguridad, con la arrolladora presencia de China en el continente como telón de fondo.
Merkel fue la elegida por los europeos para expresar su preocupación por la situación de Zimbabue, donde el Gobierno lleva años expropiando tierras y reprime violentamente a la oposición. Hay cuatro millones de personas dependientes de la ayuda alimentaria, y cuatro millones más se han exiliado.
En la sesión dedicada a los derechos humanos, y ante unos 80 jefes de Estado y de Gobiernos euro-africanos, incluido Mugabe, Merkel dijo: "La situación en Zimbabue está dañando la imagen de la nueva África".
Sarkozy, irritado
Por la tarde, Holanda y Suecia intervinieron en el mismo sentido y hablaron de la voluntad europea de ayudar a África en el respeto a los derechos humanos. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se mostró irritado en su conferencia de prensa por el protagonismo del dictador de Zimbabue: "Mugabe no es el mayor problema que tiene África", dijo. "Y ha secuestrado la sociedad que está naciendo entre Europa-África".
"Es intolerable que Reino Unido haya convertido la cumbre en un enfrentamiento con Zimbabue, porque eso ha generado un choque Europa-África", resumió el presidente senegalés. Y después, matizó: "Mugabe no es ideal, pero muchos otros tampoco son ideales". Wade pidió que la UE y la Unión Africana medien en el conflicto entre Londres y Harare y advirtió que mientras China e India se han convertido en socios fundamentales para África, Europa pierde el tiempo con discursos.
El presidente surafricano, Thabo Mbeki, fue el designado por los africanos para hablar en el plenario de derechos humanos. Mencionó la necesidad de que los países africanos se responsabilicen de esta cuestión y coincidió con Merkel en que ésa es la vía para escapar de la pobreza. Mbeki evitó nombrar a Mugabe en su discurso y pidió a los europeos que dejen a los africanos solucionar sus problemas. Malaui y Zambia aludieron a la situación "como un problema", y también dejaron claro que no se pueden imponer soluciones desde fuera.
La troika de la UE -el alto representante, Javier Solana, el presidente de la Comisión, Durão Barroso, y el de turno, José Sócrates- pidió al presidente sudanés, Omar al Bashir que detenga "las masacres contra su propio pueblo" -en palabras de Sarkozy-, y permita el despliegue de la llamada fuerza híbrida, compuesta por 26.000 soldados de la ONU y la Unión Africana. Al Bashir, contó Sarkozy, puso una condición: que todos los soldados sean africanos. España contribuirá con dos aviones del Ejército para transporte civil, anunció el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Los acuerdos comerciales fueron el otro gran polo de enfrentamiento de una cumbre que acaba hoy con la firma de un acuerdo estratégico y un plan de acción para tres años. A pesar de que las llamadas EPA no estaban en la agenda, fue uno de los asuntos que más tensión produjo. Los llamados acuerdos de Cotonou, por los que los africanos gozan de un acceso preferencial a mercados europeos, expiran a finales de año. Bruselas quiere que los países africanos firmen las EPA y liberalicen sus mercados eliminando paulatinamente cuotas y aranceles para los productos europeos. Los africanos y las ONG temen una invasión de productos subvencionados y denuncian presiones. Fuentes próximas a la negociación explicaron que la Unión defiende ahora unos acuerdos transitorios para los países que no quieran firmar. Está previsto que los Veintisiete analicen esta opción mañana en Bruselas.
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