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Las centrales nucleares blindan su seguridad ante la amenaza 'yihadista'

Todas las instalaciones de este tipo han reforzado los controles de acceso

José María Irujo

El Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) han reforzado la seguridad de las centrales nucleares para afrontar la amenaza terrorista yihadista que desde hace años ha colocado a estas instalaciones en la diana.

La obsesión de Al Qaeda y sus grupos satélites por atacar centrales nucleares o robar material para fabricar una bomba sucia aparece reflejada en recientes informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

No sólo las centrales: el Ejecutivo ha elaborado un catálogo secreto de 4.000 infraestructuras estratégicas en todo el país. Desde febrero, a causa del juicio sobre el 11-M, el nivel de amenaza ha aumentado y se ha reforzado la vigilancia en todas.

Hay centrales en las que los trabajadores pasan cuatro filtros
El lugarteniente de Bin Laden señala a España como objetivo

En concreto, en las centrales nucleares, desde el 11-M, en 2004, se están adoptando medidas preventivas. En junio de 2006, el Consejo de Seguridad Nuclear reconoció que los atentados del 11-S, el 11-M y el 7-J "ponen de manifiesto la existencia de amenazas (...) que podrían afectar (...) a las instalaciones y materiales tanto nucleares como radiactivos".

Entonces se requirió a las empresas propietarias a que revisaran "en profundidad" sus sistemas de seguridad física o los reforzaran "en grado sumo" y se les dio plazos. Hace varias semanas, el CSN y el Ministerio de Interior reforzaron sus protocolos de seguridad ya que el nivel de amenaza ha aumentado. España aparece como objetivo en los últimos comunicados de Ayman Al Zawahiri, el lugarteniente de Osama Bin Laden. "El mayor daño se causaría saboteando una central nuclear", reconoce un responsable de inteligencia.

La seguridad exterior de las centrales nucleares es responsabilidad de las fuerzas de seguridad y de los servicios de información. La interior compete a los propietarios de las centrales. Todas las centrales españolas han reforzado sus sistemas de seguridad física e implantado nuevos y más estrictos controles, según fuentes sindicales y empresariales. La última ha sido la central de Cofrentes (Valencia), donde se acaban de instalar tarjetas de lectura mediante huella digital. Los trabajadores pasan por cuatro controles diferentes: en el primero exhiben su tarjeta a los guardias de seguridad, en el segundo pasan el nuevo control de huella digital, el tercero es un detector de metales y explosivos y el cuarto una nueva identificación.

El recinto de la central de Cofrentes, propiedad de Iberdrola, ha sufrido también importantes modificaciones. Se ha instalado una doble valla y subido la altura de la antigua. Una de ellas está electrificada y en la parte superior hay una red de pinchos en espiral que blinda el acceso. Modificaciones similares se han adoptado en otras centrales.

La invasión que Greenpeace protagonizó en junio en la central de Almaraz (Cáceres) provocó el refuerzo de su seguridad. Hace un año, las zonas limpias que rodeaban la instalación se cubrieron con barreras fosforescentes de medio metro de altitud. Pero la acción de los ecologistas ha obligado a reforzar aún más el acceso al recinto.

"La invadimos por tierra, mar y aire", explica Carlos Bravo, de 47 años, dirigente de Greenpeace. Bravo señala que Carmen Martínez Ten, presidenta del CSN, les ha manifestado su preocupación por este tipo de acciones. "Nosotros no damos ideas a los terroristas, ellos ya tienen estas y otras ideas peores", asegura el ecologista. La propiedad de Almaraz ha declinado hacer ningún comentario relacionado con la seguridad física de la instalación.

El CNI ha renovado sus controles e investigaciones sobre los trabajadores de todas las centrales nucleares españolas, según señalan fuentes de la lucha antiterrorista. Pero todavía hay agujeros y fallos. El presunto intento de robo de pastillas de uranio en la planta de Enusa en Juzbado (Salamanca) ha disparado las alarmas. El pasado 26 de septiembre apareció junto a la verja exterior de esta fábrica un bote con 70 pastillas de dióxido de uranio enriquecido al 4,5%.

Se sospecha de un trabajador, pero hasta el momento nadie ha sido detenido y la empresa pública Enusa asegura que el inventariado no ha detectado diferencias relevantes. El CSN asegura que estas pastillas no sirven para la fabricación de armamento nuclear.

Joan Mesquida, director general de la Policía y la Guardia Civil, en un reciente simposio internacional sobre amenaza terrorista en Europa celebrado en Madrid explicó que "España se toma muy en serio" la posibilidad de un ataque con armas no convencionales. Añadió que hay tanto "información como intuición" de que los terroristas islamistas intentan perpetrar un ataque mediante la bomba sucia o armamento no convencional.

Losas antimisiles para evitar un ataque aéreo

¿El impacto de un avión contra una central nuclear puede desencadenar una catástrofe radioactiva? Para evitarlo, las centrales nucleares españolas disponen de un dispositivo especial: "Losas antimisiles" colocadas sobre la cabeza del reactor, una protección de acero que blinda la instrumentación nuclear, la zona sensible donde se encuentra el auténtico cerebro de la central.La losa está diseñada para aguantar el impacto de un misil o de un avión comercial como los que se estrellaron el 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York, según aseguran dos técnicos consultados. Por su parte, un portavoz del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) rechazó comentar este u otros sistemas de seguridad en las centrales por tratarse de materia catalogada de reservada.Las losas antimisiles son parte del diseño occidental de constructores como Westinghouse o General Electric. Las partes fundamentales de la central están además protegidas por la denominada "contención", esto es, una vasija u olla de hormigón y acero que alberga y rodea al reactor.Además, cuentan con sistemas antisísmicos. Informes de Greenpeace aseguran que algunas centrales nucleares alemanas no soportarían el impacto de una colisión de un avión, pero tanto ingenieros como representantes de los sindicatos CGT y Comisiones Obreras en las instalaciones españolas aseveran todo lo contrario.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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