La reforma de la plaza de Castella se retrasa por problemas del suelo
La nueva urbanización no estará lista hasta mediados de 2008
Sants no tiene la exclusiva de las obras casi perpetuas. Sin ir más lejos, en pleno centro de Barcelona, la plaza de Castella vive una reforma que tenía que haber estado lista este mes de diciembre pero que se prolongará hasta el segundo trimestre de 2008. La causa es el descubrimiento de unas junturas no excesivamente ajustadas en el suelo de la plaza, que es a la vez el techo de un aparcamiento de concesión municipal.
Los trabajos de Fecsa-Endesa repercuten en la demora de la obra
La plaza de Castella es una rótula que une el Eixample, desde la plaza de la Universitat, con la Barcelona más tradicional de la calle de Tallers, que da a La Rambla. Por ese lado la limita también la calle de Valldonzella, asimismo en obras. El resultado es que la zona lleva tres o cuatro años levantada y aún tiene para varios meses más.
La plaza siempre fue un cajón de sastre. Tenía alturas desiguales donde crecían algunos árboles y servía de refugio casi permanente a un grupo de indigentes, sobre todo en días de temperatura benévola. El proyecto actual consistía en uniformizar el nivel y hacerla más amable, con más espacio para el peatón. Una vez empezadas las obras, se percibió que las junturas del suelo de la plaza, que sirve de techo al aparcamiento municipal -explotado por una empresa privada en régimen de concesión-, tenían problemas. El consistorio asumió arreglar el estado de la losa para evitar filtraciones y negoció con la concesionaria que ésta costeara las mejoras de las entradas al aparcamiento, al que hoy no pueden acceder personas con movilidad reducida. La concesión, explica el distrito de Ciutat Vella, es a 50 años no prorrogable.
Las obras se complicaron, además, por la presencia de una brigada de Fecsa Endesa que mejora las conexiones del distrito. El Ayuntamiento sostiene que en la fase de exposición pública del proyecto se contactó con todas las compañías de servicio para notificarles el plan de obras, de modo que pudieran acoplar las suyas si tenían alguna prevista. Posteriormente, la eléctrica decidió instalar un cable nuevo debido al apagón del pasado 23 de julio. Fecsa-Endesa tiene una versión diferente. Las obras, afirma un portavoz de la compañía, no tienen nada que ver con el apagón, estaban previstas desde hace tiempo y sirven para aumentar el suministro del barrio del Raval. Por lo tanto, no pueden ser las causantes del retraso.
Sea como sea, los vecinos no están especialmente satisfechos. Allí, sobre todo en la confluencia de la plaza con Tallers y Valldonzella, hay diversas empresas de servicio -un bar, un hotel, una granja- que se han resentido de las obras. Uno de los más afectados es un quiosco de prensa. Ahora, además, restan seis meses más de obras, que se añaden a las relacionadas con la ampliación de Montalegre y las de la Facultad de Historia, en esa misma calle, así como la demolición de algunos edificios en las traseras del centro médico construido en la época del GATPAC. Para que nada falte, la salida natural de la zona es la que ocupa el antiguo teatro Goya. También está en obras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.