Unidos ante ETA en El Tiemblo
El pueblo de los padres del guardia Fernando Trapero le dedica una calle y le nombra hijo adoptivo
Fernando Trapero, un chico normal, alegre y deportista, a decir de quienes le conocían, tendrá una calle dedicada en su pueblo, El Tiemblo (Ávila). El Ayuntamiento, además, le nombró anoche hijo predilecto y le concedió la medalla de oro del municipio, a título póstumo, en un pleno extraordinario celebrado mientras las cuatro banderas de la Casa Consistorial ondeaban a media asta. Así permanecen desde el pasado sábado, cuando este guardia civil de 23 años fue tiroteado por los pistoleros de ETA junto con su compañero Raúl Centeno, que murió en el acto. Y así seguirán hasta el sábado, después de que el Consistorio decretara tres días de luto.
El Tiemblo se ha convertido en un pueblo desangelado, cuyos 4.600 vecinos pasean cabizbajos, preguntándose cómo ha podido suceder una tragedia imposible de digerir. De los balcones cuelgan banderas de España con crespones negros.
"Esperábamos un milagro que no se ha producido", se queja la quiosquera
"¿Cómo no vamos a sentir dolor?", se lamenta Paz, la quiosquera de la Plaza de España, que conocía a los padres del fallecido; un matrimonio que, ya jubilado, regresó al pueblo hace un par de años. Como el resto de los ciudadanos de El Tiemblo, Paz ha pasado unos días "de mucha angustia, esperando un milagro que no se ha producido".
La madre de Fernando, Estrella, está metida en la asociación local de amas de casa. Delia, Tere y Pepi, directivas del colectivo, le mandaron ayer un telegrama de condolencias. No han podido hablar con ella desde que marchó a Bayona (Francia) para estar al lado de su hijo. "Ha sido un mazazo. Nos quedaba alguna esperanza, pero ahora toca asumir que todo ha terminado mal", comentan, sentadas en un banco del Ayuntamiento.
Antonio, que pasea por la calle que conduce de la plaza a la Torre, como llaman al edificio de cinco plantas donde viven los padres del guardia, asegura que el dolor y la indignación de los vecinos no se debe a que hayan asesinado a balazos a un paisano. "Como si fuera de otro sitio. El drama es el mismo", subraya.
Trapero será enterrado previsiblemente mañana. La familia ha decidido que el funeral se celebre en El Tiemblo, una localidad con fama de servir de cantera al instituto armado. "Aquí, quien no tiene un hermano o un hijo guardia civil, tiene un primo o un tío", proclaman las vecinas de mayor edad.
El alcalde, Rubén Rodríguez, del PP, es amigo de los padres de la víctima. Ayer aseguraba que todavía recuerda a Fernando jugando al fútbol "con la camiseta de su equipo". Por la mañana, habló con el padre del agente, "que ha recibido su muerte con la entereza propia de un defensor de las libertades", proclamó.
A las ocho en punto de la tarde, los nueve concejales de El Tiemblo -seis del PP y tres del PSOE- exhibieron la unidad frente al terrorismo que tanto les cuesta conseguir a los mandamases de sus respectivos partidos. Tras aprobar la concesión de los honores oficiales a su paisano y la dedicatoria de una calle a su nombre y otra a la Guardia Civil, los ediles exigieron al Gobierno, por unanimidad, que emplee todos los instrumentos del Estado de derecho para no dar descanso a los etarras "hasta que todos cumplan condena en la cárcel". Reclamaron también que se ilegalice a todos los partidos y asociaciones que no condenen el atentado. Y que persiga a quienes hacen apología del terrorismo, "igualmente culpables de este crimen".
En la Plaza de España, medio millar de vecinos se concentraron poco después para guardar cinco minutos de silencio. Al contrario de lo sucedido en Madrid, no se oyeron pitidos, insultos ni abucheos contra nadie. Sólo el Ave María de Schubert.
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