La etarra más buscada, detenida por los asesinatos de los dos guardias civiles
El otro apresado ayer en Francia estaba libre pese a tener una condena firme
Dos de los tres etarras que asesinaron el sábado a sangre fría a los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero (éste murió ayer después de cuatro días en coma) fueron detenidos ayer por la gendarmería francesa a 400 kilómetros del lugar del atentado. Asier Bengoa López y Saioa Sánchez "son los presuntos autores del doble atentado". "Corresponden perfectamente a las descripciones y a las informaciones que se nos habían dado", afirmó el comandante de la Gendarmería de Montpellier, Bruno Roguiez, informa Europa Press.
Saioa Sánchez era una de los cinco etarras más buscados por la policía española, que la considera autora de varios atentados en Vizcaya. Su fotografía estaba incluida en los 5.000 carteles que el Ministerio del Interior distribuyó en agosto pasado.
Bengoa se encontraba huido en Francia después de haber sido puesto en libertad en noviembre de 2006 por la Audiencia Nacional, justo diez días antes de dictarse la sentencia que le condenaba a siete años y seis meses por su vinculación con el aparato de captación de ETA. El Supremo hizo firme la sentencia el 1 de octubre. El 16 de noviembre se dictó la orden de búsqueda y captura, pero Bengoa no volvió a la cárcel a cumplir el resto de la pena (había pasado ya tres años en prisión preventiva).
Los agentes les detuvieron en la localidad de Châteauneuf-de-Randon, en el Macizo Central. La dimensión del operativo policial puesto en marcha para encontrar a los autores del atentado, más de 1.500 agentes, incluidas las fuerzas de élite del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN), muestra no sólo la colaboración del Gobierno francés en la lucha contra ETA, sino también que París tiene como prioridad acabar con la banda.
La red que había ido tejiendo la policía acabó de cerrarse en las primeras horas de la mañana de ayer. El gendarme de la zona de Chateneauf-de-Randon encargado de indagar en los establecimientos hoteleros obtuvo la respuesta esperada cuando el conserje del hotel Commerce de Mendes confirmó que una pareja de las características descritas por los testigos de su huida se alojaba en el establecimiento.
La operación para su captura se puso entonces en marcha. Las fuerzas del GIGN se dirigían hacia Mendes, pero, antes de que llegaran, los dos supuestos etarras abandonaron el hotel y cogieron un taxi al que pidieron que les llevara a Châteauneuf-de-Randon, una pequeña y bucólica localidad de 500 habitantes, a 20 kilómetros de Mendes. "Parecían muy tranquilos", explicaba el taxista, "no dijeron ni una palabra en todo el viaje, que duró 20 minutos". "Se notaba que no conocían la región; cuando llegamos me dijeron que les llevara a la parada de autobús".
Châteauneuf-de-Randon se asienta sobre un promontorio. La parada del autobús está en la parte baja, junto a un bar, donde la pareja tomó una consumición. El autobús no llegaba y optaron por dirigirse hacia lo alto del pueblo. Fue entonces cuando los gendarmes que les seguían tomaron la decisión de detenerlos temiendo perderles la pista. No ofrecieron resistencia. Ambos iban armados con una pistola y un revólver, llevaban numerosos documentos de identidad falsos y una "fuerte" suma de dinero en metálico.
Habían intentado cambiar de apariencia. La mujer que participó en el atentado fue descrita como rubia y de cabellos largos. La detenida ayer tenía el pelo corto y era morena. Pero la policía había encontrado cabellos rubios en el Renault Clio que días antes habían usado. El hombre se había afeitado la perilla.
Fueron trasladados a las dependencias policiales de Mendes para ser interrogados y proceder a su identificación. En su edición electrónica, el diario Sud Ouest citaba a un comandante de la Gendarmería de Montpellier asegurando que los detenidos "corresponden perfectamente a los datos e informaciones" que se habían reunido sobre los autores del asesinato.
La ministra francesa del Interior, Michèle Alliot-Marie, se felicitó por el éxito del plan Epervier, lanzado el sábado tras el atentado, por el que la policía peinó todos los lugares de paso, estaciones y hoteles. Durante los cinco días de la huida, desde las Landas, frente al Atlántico, hasta Châteauneuf-de-Randon, hicieron más de 1.000 kilómetros en zigzag.
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