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Merkel reclama para la CDU el centro político alemán

La canciller critica a sus socios socialdemócratas

La canciller federal de Alemania y presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Angela Merkel, reclama para su partido un lugar en el centro político del que, según ella, ya se despidió su socio de gran coalición, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Los tres días del congreso de la CDU, que concluyó ayer en Hannover, han puesto de manifiesto el liderazgo indiscutido de Merkel en las filas democristianas cuando se cumplen dos años de gobierno de gran coalición en Berlín.

Nadie disputa a Merkel la primacía en la CDU. La oposición interna de los barones del partido, del llamado grupo del Pacto Andino por haberse organizado en un vuelo hacia Chile, ha cesado en sus zancadillas a una Merkel a la que consideraban como una intrusa que, por su procedencia del Este, carecía del pedigrí necesario para presidir la CDU. Los más destacados de los barones, el primer ministro de Hesse, Roland Koch, y el de Baja Sajonia, Christian Wulf, tienen bastante con las elecciones en sus Estados a fines de enero. Merkel puede afrontar la segunda fase de la legislatura con tranquilidad. Los mil delegados del congreso de Hannover aprobaron el nuevo programa del partido, el tercero en su historia, con sólo un voto en contra.

En medio de tanta armonía, los dirigentes de la CDU se dedicaron en Hannover a rayar la cancha política y tratar de ubicarse en el centro. El socio de gran coalición, el SPD, se lo puso fácil a la CDU con el giro a la izquierda que imprimió en el congreso de Hamburgo a fines de octubre.

Rechazo del socialismo

Merkel acusó al SPD de haber emprendido, tras 16 años de oposición, un camino a lo que llamaron "nuevo centro" porque "era un lugar nuevo para ellos". Sostiene Merkel que el SPD renunció al centro en su congreso al incluir el término "socialismo" en su programa: "No tenemos la menor comprensión para eso. El socialismo causó suficientes daños en Alemania. No queremos nunca más socialismo, no queremos nunca más someter bajo yugo a la libertad". Merkel concluyó: "Socialismo democrático es una contradicción en sí misma, no encaja en lógica. El socialismo acaba en totalitarismo".

Encendió Merkel una vela a Dios y otra al diablo cuando criticó los elevados salarios de los dirigentes empresariales, sobre todo cuando se llevan enormes indemnizaciones tras haber fracasado en toda línea. No se puede tomar como modelo a Estados Unidos, donde llegan a ganar mil veces el sueldo de un trabajador especializado. Merkel citó el ejemplo de Japón, donde sólo perciben veinte veces el salario de un trabajador y aún así ganan el doble de canciller alemán, "a no ser que se dedique a los negocios del gas ruso en Suiza". Fue un golpe a su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, ahora directivo de la empresa rusa Gazprom.

Con su bagaje socialcristiano, liberal y conservador, defensor de la economía social de mercado, la CDU quiere marcar distancias respecto a su socio de coalición en los dos años que aún deben gobernar juntos.

La canciller alemana, Angela Merkel, ayer en el congreso de la CDU.
La canciller alemana, Angela Merkel, ayer en el congreso de la CDU.AFP

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