Musharraf jura como presidente civil de Pakistán
El mandatario promete levantar el estado de excepción el 16 de diciembre
Pakistán tiene ya un presidente civil. Colgado el uniforme el miércoles, Pervez Musharraf eligió la chaqueta larga tradicional paquistaní para la ceremonia de toma de posesión de su segundo mandato presidencial. Musharraf, de 64 años, que juró por la misma Constitución que tiene suspendida desde el pasado 3 de noviembre, aseguró posteriormente en un discurso televisado a la nación que levantará el estado de excepción el próximo día 16 de diciembre.
El presidente, que no tendrá un mandato fácil porque las decisiones tomadas en los últimos 10 meses le han acarreado una enorme impopularidad, aseguró que ha cumplido su compromiso de "traer la democracia" al país. "Pakistán se hará más fuerte conmigo como presidente civil y con el general Ashfaq Pervez Kiyani [designado por Musharraf] como jefe del Ejército", señaló.
Añadió que las "difíciles" medidas adoptadas obedecen a la "situación extraordinaria" por la que atravesaba el país, con la "conspiración" y el intento de "descarrilamiento del proceso democrático" llevado a cabo por "algunos elementos de la Justicia, incluido el ex presidente del Tribunal Supremo", Iftijar Chaudry. Y vaticinó: "Estamos saliendo de la tormenta".
Mientras tanto, en la oriental ciudad de Lahore, capital de Punjab, la provincia más rica del país, unos 200 abogados exigían la vuelta a sus cargos de todos los jueces destituidos por no aceptar la suspensión de la Constitución. La policía dispersó a palos a los manifestantes.
También en Lahore, el líder de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), Nawaz Sharif, calificó de "ilegal" este nuevo mandato presidencial y exigió volver a la situación anterior al 3 de noviembre. Sharif anunció que el Movimiento de Todos los Partidos Democráticos (APDM) ha decidido boicotear las elecciones generales previstas para el 8 de enero. El APDM incluye, además de la PML-N, a distintos partidos menores de la oposición.
Boicot a las elecciones
"Las boicotee quien las boicotee, las elecciones se celebrarán", dijo Musharraf, en inglés, tras su investidura. Por la noche, el presidente reiteró el mensaje en un discurso televisado leído en urdu. En ambas ocasiones dio la bienvenida a los dos dirigentes de la oposición tras sus años de exilio: Sharif y la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP), Benazir Bhutto. Añadió que la presencia de ambos impulsará la "reconciliación nacional", pero no invitó a ninguno de ellos a su toma de posesión celebrada en Islamabad.
Musharraf dio un golpe de Estado en 1999 contra el Gobierno de Sharif, quien le había nombrado jefe del Ejército un año antes. El ahora general en la reserva llevaba uniforme desde hace 46 años.
Bhutto, que se reunió por la tarde con los embajadores europeos, les dijo que "participará en las elecciones", pero mostró su preocupación porque el fraude sea masivo. Según la ex primera ministra, el actual partido gobernante, fundado por Musharraf en 2002, la Liga Musulmana de Pakistán-Q, es el que está manipulando las listas. Una vez que Sharif anunció el boicoteo, Bhutto señaló que de momento el PPP acudirá a los comicios, pero "se reserva el derecho" de boicotearlos más adelante.
Musharraf aprovechó la presencia en la investidura del cuerpo diplomático en pleno para criticar duramente a Occidente por su "obsesión" con la democracia y los derechos humanos. "Lo que os ha llevado siglos conseguir nos exigís a nosotros que lo impongamos en dos años. Es impracticable", señaló.
El presidente, que decretó el estado de emergencia para destituir a los jueces díscolos y colocar a otros que legalizaran su reelección, pidió tiempo y subrayó que por los derechos humanos "no se puede sacrificar la soberanía y la integridad de un país". "Lo haremos a nuestra forma porque entendemos a nuestra sociedad mejor que nadie en Occidente", dijo, con lo que arrancó una fuerte ovación de los paquistaníes presentes.
Arremetió también contra "ciertos elementos" de los medios de comunicación social que han "exacerbado" la situación, mientras en Karachi un centenar de periodistas exigía que se levantaran las restricciones impuestas a los medios.
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