Memoria histórica: un asunto personal

Hasta ese momento, la que hablaba era la senadora Ruth Porta, socialista, recientemente elegida por Madrid. Pero sobre las seis de la tarde del miércoles, tras casi dos horas de debate sobre la Ley de Memoria Histórica, se transformó en la estudiante de 18 años que, en 1975, cursaba segundo de Derecho en la Universidad Complutense. Estaba respondiendo a Alejandro Muñoz-Alonso, senador del PP, que fue su profesor de Derecho Político aquel año. Profundo antifranquista, Muñoz-Alonso fue una inspiración para Porta y muchos otros. "Para mí fue un hombre que me abrió las ventanas", reconocía ayer Porta. Ambos se encontraron el martes, 32 años después, defendiendo posiciones antagónicas sobre la Ley de Memoria Histórica.

Muñoz-Alonso defendió en la Comisión Constitucional del Senado el veto del Partido Popular a esta ley, quizá la más polémica de la legislatura. "Creemos que este proyecto es innecesario, irrelevante y engañoso. Incluso dañoso, porque ha producido ya, de entrada y antes de aprobarse, una división en la sociedad española", dijo. En nombre del PP, argumentó que "la Transición no es un proceso que esté abierto, no terminado", sino que el pacto constitucional acabó con "medio siglo de turbulencias". La ley, dijo el antiguo profesor, "va en la dirección contraria" de ese pacto.

Porta no pudo reprimirse y aportó un dato de esos que ponen rostro a las leyes: "Le conozco bien, fue mi profesor de Derecho Político justo el año en que murió Franco. Desde luego, ese no era su planteamiento entonces. Esta ley no va contra nadie. Sólo va a favor de las víctimas de una cruenta y trágica Guerra Civil y de una muy cruel dictadura".

Ayer, Porta se explicaba: "Cuando le oí hablar se me abrió una herida en el recuerdo". El recuerdo de aquel curso de 1975, que empezó justo cuando el dictador Franco entró en el hospital. "Fue tremendamente interesante. En aquellos tiempos costaba mucho encontrar voces que te dieran una visión distinta de España. Con este hombre [Muñoz-Alonso] nos pasamos todo el curso hablando de las salidas que tenía España. Él mantenía que era un momento clave para entrar en la democracia y superar la dictadura. Cuando nombraron presidente a Arias Navarro, por ejemplo, fue un disgusto en la clase".

En la comisión del miércoles, Muñoz-Alonso pidió la palabra fuera de turno para responder a Porta: "Le agradezco que me haya recordado tiempos remotos. Precisamente, yo siempre he dicho lo mismo. Yo era antifranquista cuando había que serlo. Ser antifranquista ahora es lanzadas a moro muerto. Yo estuve entonces donde tenía que estar, y ahora me encuentro en la misma situación".

Muñoz-Alonso empezó como profesor de Derecho en 1958. Sigue siendo profesor, pero ahora de Opinión Pública en la Facultad de Periodismo. "Aunque básicamente explico las mismas cosas", comentaba ayer. El senador del PP recuerda qué decía en aquellas clases que impresionaban a la generación de jóvenes izquierdistas como Porta, que se acuerdan tres décadas después. "Cuando hablaba del régimen decía que era una dictadura, y también les decía con mucho calor y pasión que el único futuro de España era la democracia. Tenía que explicar que hacían falta partidos políticos, elecciones libres y Parlamentos plurales", conceptos casi metafísicos entonces, tras 40 años de dictadura militar. "Algunos alumnos míos me han dicho: 'Gracias a usted soy demócrata".

"Al servicio de esas ideas, fui uno de los 16 que fundamos Cambio 16", recuerda. Desde esa posición, Muñoz-Alonso tiene una visión "antitética" a la del PSOE de la polémica ley, y se queja de que "parece que el antifranquismo es cosa de la izquierda". "Yo he estado en la derecha y en el centro", añade. "Esta ley es como un borrón y cuenta nueva de todo lo que hicimos".