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Aragón pide al nuncio que "prohíba" que en Lleida se exhiba el arte de la Franja

La apertura, el próximo viernes, del Museo Comarcal y Episcopal de Lleida viene precedida por la polémica. En el seno del consorcio que rige el centro reina el secretismo, tanto en lo que respecta al contenido como a las instalaciones del nuevo museo, cuyo coste es de 18 millones de euros. De éstos, el 60% los ha aportado la Generalitat y el resto, a partes iguales, el Ayuntamiento y la Diputación de Lleida. Pero, pese a ello, en Aragón ha creado malestar el anuncio de que algunas de las piezas de las parroquias de La Franja que se disputan los obispados de Barbastro y Lleida formarán parte de la exposición inaugural.

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La tensión ha ido creciendo en este litigio que dura ya más de una década, y ayer el presidente de Aragón, el socialista Marcelino Iglesias, envió sendas cartas al nuncio apostólico, monseñor Manuel Monteiro, y al obispo de Lleida, Xavier Salinas, en las que pide que no se exhiban las piezas en disputa y considera que la incorporación en la exposición inaugural de esas 113 piezas retenidas por parte de un museo que alberga más de 10.000, "no podría entenderse sino como una provocación". En un tono muy firme, Iglesias pide al nuncio que no permita esa exhibición al tiempo que le advierte a Salinas de que su actitud "no puede entenderse más que como un menosprecio público a las decisiones de la Santa Sede y una evidente desobediencia", en referencia a que todos los pronunciamientos hasta la fecha de los tribunales eclesiásticos han sido favorables a Aragón. El obispado de Lleida ha llevado finalmente el caso al Tribunal de la Rota.

Mientras, Iglesias solicita a monseñor Monteiro que "adopte las medidas que resulten oportunas para evitar, primero, que las piezas que han sido objeto de litigio se incorporen por el Obispado de Lleida a ninguna exposición pública y, segundo, que no sean sometidas a ningún trámite distinto de su inmediata entrega al obispo de Barbastro-Monzón". El presidente aragonés, que ya anunció hace 15 días que si las piezas no regresaban acudiría al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña -abriendo una vía civil de reclamación que siempre ha evitado- subraya: "consentir que algunas de estas piezas se incorporen a una exposición permanente en un museo, en contra de la voluntad expresa de sus propietarios, no puede entenderse más que como [...] un menosprecio público por parte de miembros destacados de la Iglesia hacia las decisiones de la Santa Sede".

Para el presidente aragonés se ha terminado el tiempo de la prudencia. Tras recordar que durante más de una década el Gobierno autónomo ha sido respetuoso con las decisiones de la Santa Sede y las decisiones adoptadas en el orden canónico, añade: "Considero llegado el momento inaplazable de que, una vez que la Iglesia ha adoptado su decisión definitiva, ésta se cumpla en sus propios términos y sin dilación".

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Desde el Departamento de Cultura de la Generalitat se desvinculó ayer la apertura del nuevo museo y su impacto cultural en Lleida con el conflicto de las obras en litigio, sobre el que hay interés en hablar y buscar soluciones conjuntas con el Gobierno de Aragón. "Ya teníamos una fecha y la anularon; ahora esperamos que pongan otra", comentó un portavoz de Cultura con relación a la sonada anulación por parte aragonesa de la reunión prevista entre los respectivos consejeros de cultura.

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