"Un embrión merece respeto, pero es ético utilizarlo para curar"
Las investigaciones con embriones y los debates morales que suscitan son algunos de los asuntos por los que la embriología es una ciencia de constante actualidad. Carmen Ochoa (Bilbao, 1958) es embrióloga en la Clínica Euskalduna y vicepresidenta de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR), que la semana pasada celebró en Bilbao su cuarto congreso nacional.
Pregunta. ¿Hasta qué punto es persona un embrión?
Respuesta. Un ser humano es un individuo nacido. Un embrión es un conjunto de células que tiene un enorme potencial. Merece un respeto médico y moral, pero es ético investigar con él, intentar curar con él. Además, el debate ético no ha de circunscribirse a la opinión de un colectivo sino que tiene que ser plural. Nuestra obligación es transmitir los avances a la sociedad para generar una opinión con base.
"La gestación múltiple es el caballo de batalla en nuestro campo"
"No todo lo que se puede hacer en el ámbito científico se debe hacer"
"Hay que animar a la gente a que tenga hijos en la veintena"
P. ¿Qué le parece el hallazgo de la técnica para obtener células madre sin usar embriones?
R. Es un avance excelente, pero hay que tomarlo con cautela porque sabemos muy poco de esos mecanismos. No hay que excluir el resto de líneas en las que se viene trabajando. Lo bueno es investigar a muchas bandas para avanzar hacia una medicina regenerativa.
P. ¿Cuáles son los últimos avances en embriología?
R. Conocemos más sobre los embriones, la calidad ovocitaria y la fisiología espermática, lo que nos ayuda a diagnosticar mejor la causa por la que no se consigue la gestación e intentar curar. Las técnicas de fecundación in vitro nos permiten entender mejor los mecanismos de unas células tan complejas como los gametos. Además, estos avances posibilitan detectar otras enfermedades en las parejas y defectos genéticos en el embrión. Una noticia importante es que las autoridades británicas han aceptado utilizar la transferencia nuclear para conseguir niños exentos de las enfermedades mitocondriales. Otra línea novedosa consiste en obtener ovocitos inmaduros y madurarlos in vitro.
P. ¿Trabajan en tratamientos menos invasivos y en reducir el número de embarazos múltiples?
R. La gestación múltiple es el caballo de batalla de todos los grupos de investigación. En los países nórdicos transfieren, por ley, sólo un embrión, aunque sigue habiendo posibilidades de gestar gemelos idénticos. En España hay un consenso científico de transferir dos o tres. Intentamos desarrollar tratamientos más suaves, pero todavía no sabemos cuál es el embrión óptimo, el que se va a implantar, así que tenemos que tener más de un óvulo. Aún así, ya nadie quiere extraer muchos: un máximo de 10 óvulos suele ser suficiente para transferir dos o tres embriones válidos. Existen tratamientos nuevos menos agresivos, pero las pacientes los rechazan porque su tasa de éxito es menor.
P. ¿Qué suelen decidir las parejas sobre los embriones sobrantes del tratamiento?
R. La opción más elegida es conservarlos para un segundo intento. La segunda opción es donarlos a otra pareja. Un porcentaje mucho menor lo dona a proyectos de investigación. Por último, una minoría decide destruirlos. En esos casos, les hablamos de la necesidad de aprovecharlos, pero la decisión es suya.
P. ¿Qué opina de la fecundación in vitro en mujeres mayores de 60 años?
R. Los controles médicos rechazan a más del 75% de las candidatas mayores de 50 años porque la gestación plantea riesgos para la madre y el niño. No todo lo que se puede hacer se debe hacer, pero tampoco somos jueces para decidir saliéndonos de los conceptos técnicos.
P. ¿Qué factores influyen en que los jóvenes sean cada vez menos fértiles?
R. La edad es el principal. Hay que animar a que tengan hijos en la veintena. El tratamiento es sólo para resolver problemas, nunca puede sustituir a la reproducción natural. Hay que promover que se puedan emancipar y que la maternidad no suponga un obstáculo en el mundo laboral. Influyen también las enfermedades de transmisión sexual y, en varones, las drogas. El estrés nunca es bueno, pero es difícil medir su incidencia.
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