Un alcalde prepotente
El domingo pasado se ha celebrado en Salamanca una concentración convocada por las asociaciones de vecinos y apoyada por la oposición en el Ayuntamiento contra la escandalosa subida de las tasas y otros impuestos municipales en Salamanca: el impuesto de bienes inmuebles, la tasa de recogida de basuras, el agua o el billete de autobús urbano, que se incrementarán hasta un 80%.
La manifestación ha sido multitudinaria y la plaza Mayor estaba abarrotada de ciudadanos cabreados por la prepotencia del equipo de gobierno del PP, a pesar de que los medios de comunicación local le han dedicado una escasa atención a la convocatoria. Es más, ni siquiera se ha dejado que los convocantes utilicen los balcones de la Casa Consistorial, algo que el PP sí hizo en las manifestaciones contra el traslado de papeles del archivo de la Guerra Civil, en cuyas convocatorias se utilizaron cuantiosos recursos económicos del presupuesto municipal.
Resulta vergonzoso que, por una parte, el PP de Rajoy proponga ahora la rebaja del IRPF y otros impuestos directos para determinados colectivos de trabajadores y, por otra, estén incrementando de manera ignominiosa, donde gobiernan, los impuestos indirectos, esos que pagamos todos los ciudadanos por el consumo, con independencia del nivel de renta que poseamos.
Resulta ofensivo para los españoles que prometan consenso y reformas constitucionales cuando ellos han intentado paralizar las reformas que en este sentido ha querido promover el Gobierno socialista, incluso politizando el trabajo y la independencia del Poder Judicial con ejemplos claros de intentos de manipulación del Tribunal Constitucional con algunas leyes aprobadas o a la Audiencia Nacional con el juicio del 11-M.
Está muy claro que el único interés que tiene el PP es el poder por el poder, se creen herederos universales del mismo, por casta y por tradición y les importa un comino utilizar cualquier medio para conseguirlo. Otra cosa son los intereses de los ciudadanos, que aunque los enmascaren como referente son en realidad algo secundario para ellos; si no a las pruebas me remito con el ejemplo del Ayuntamiento de Salamanca.
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