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Entrevista:IÑAKI LETE | Jefe de Ginecología del Hospital Santiago de Vitoria

"La 'píldora del día siguiente' supone una segunda oportunidad"

Iñaki Lete (Oñati, 1956), jefe del servicio de ginecología del Hospital Santiago de Vitoria, da la bienvenida a la campaña de vacunación contra el cáncer de cuello de útero que Sanidad iniciará este mes con 9.000 niñas, aunque reconoce que si fuese un gestor económico podría dudar de la justificación económica de la medida. Lete también aplaude la decisión de Sanidad de financiar la píldora del día siguiente, que califica de "segunda oportunidad", aunque precisa: "Nunca puede reemplazar a la anticoncepción regular".

Pregunta. Sanidad anuncia que va a financiar la píldora del día siguiente. ¿Qué opina?

Respuesta. Me parece una buena medida. Tenemos las experiencias de otros países y otras comunidades que nos han enseñado que el que sea gratuita para las mujeres no incrementa su uso ni hace que se utilice peor la anticoncepción.

"Como especialista, doy la bienvenida a la vacuna contra el cáncer de útero"
"La píldora nunca debe reemplazar a la anticoncepción regular"
"Es mejor ampliar las mamografías a los 69 años que bajar a los 45"
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P. El departamento siempre ha recelado que se dejen de usar otros métodos anticonceptivos. ¿Es un temor fundado?

R. La experiencia que tenemos de las comunidades cercanas es que no ha habido una explosión en su uso. Se trata de una buena herramienta de prevención del embarazo y por eso, cuanto más disponible esté mejor. El mensaje siempre es el mismo: la píldora poscoital es una segunda oportunidad; nunca debe reemplazar a la anticoncepción regular.

P. Sanidad comenzará a finales de mes la vacunación contra el cáncer de útero. Algunos profesionales han pedido una moratoria por la baja incidencia y el alto coste de las dosis. ¿Se trata de una buena medida?

R. En principio, una vacunación que proteja a las mujeres de un 70% de los cánceres de cuello de útero beneficia a las mujeres. También es cierto que a la industria farmacéutica le va a beneficiar y mucho.

P. Es un cáncer propio de los países pobres. España es el país del mundo con menor prevalencia de la enfermedad.

R. Lo que está claro es que la historia natural de la enfermedad es muy lenta. Desde que una mujer se infecta por el virus del papiloma humano [causante de la enfermedad] hasta que acabe haciendo un carcinoma en el cuello del útero se estima que, como mínimo, hacen falta diez años. En ese período de tiempo que pasa desde la infección hasta que el cáncer se hace invasor se producen unas lesiones precancerosas que se pueden diagnosticar con las citologías. Así, se coge la enfermedad en una fase inicial en la que con una simple intervención quirúrgica se ha resuelto el problema.

P. ¿Han sucumbido los políticos a la presión de la industria farmacéutica?

R. No lo sé. La responsabilidad de la Administración sanitaria es analizar la eficacia de la vacuna, que está demostrada frente a la lesión precancerosa. Quiero creer que habrán valorado que no es tan costoso pagar el dinero por la vacuna a cambio de los beneficios que se obtienen. Entiendo que haya alguna reticencia, porque no se trata de un problema de salud público y hay programas establecidos para atajar la enfermedad en su fase inicial. Yo, por mi parte y como especialista, bienvenida sea. Si viene a mi consulta una madre con una hija de 15 años a la que no van a vacunar en el colegio [sólo se pondrá a las niñas de 12 y 13 años], me pregunta por la vacuna y no ha empezado a tener relaciones sexuales, le diré que se la ponga si tiene los 500 euros que cuesta. Eso sí, antes le diré que no le protege de todo y tiene que seguir con sus medidas de prevención.

P. ¿Es partidario de incluir a las mujeres de 45 años en el programa de mamografías o cree que es mejor mantenerlo como hasta ahora a partir de los 50?

R. Me fio absolutamente de lo que hay ahora. Es más efectivo ampliar la edad, como se ha hecho llegando hasta los 69 años, que bajarla a 45. El riesgo de diagnosticar falsos positivos en el cáncer es más alto en mujeres de 45 años porque sus mamas son más densas y el radiólogo interpreta peor las imágenes.

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