Padres biológicos poco recuperables como padres
Los parientes acogedores carecen de formación, apoyo y control público
Casi 3.000 menores viven acogidos en Andalucía por personas distintas a sus progenitores porque estos han fallado en su obligación paternal. En el 84,5% de los casos, están en manos de parientes -en jerga administrativa: familia extensa- como abuelas o tíos. Los demás han sido acogidos por familias "ajenas". El retorno de estos niños con sus padres biológicos resulta casi imposible en el 73% de los casos, ya que sólo el 27% de los progenitores se han recuperado del problema que desencadenó el desamparo o están en ello. Son algunos de los datos contenidos en un estudio de Jesús Palacios y Jesús Jiménez, de la Universidad de Sevilla, presentado ayer en el VI Foro Andaluz de la Infancia. Esta investigación, encargada a comienzos de año por la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, es la primera inmersión en profundidad que se hace en Andalucía sobre el acogimiento familiar.
- Perfil de los padres biológicos. Tienen niveles educativos muy bajos (mayoritariamente son analfabetos o con estudios primarios) y tasas de desempleo altas (el 47% de los padres y el 57% de las madres). Según el estudio, presentan una gran inestabilidad en su relación de pareja y problemas de adicción en altas tasas.
- Situación actual de los progenitores. "El panorama no es muy halagüeño", anticipó ayer Jesús Jiménez antes de facilitar los datos sobre el estado de los padres biológicos. El 14% se había recuperado. El 13% estaba en vías de recuperación. El 24% tenía "serios problemas". El 10% había fallecido y el 7% estaba "desaparecido". Sobre el 32% restante, no disponían de información. Estos datos proceden de las entrevistas de los investigadores con los acogedores.
- Relación entre menores y progenitores. El 58% de los padres biológicos estuvo de acuerdo con el acogimiento. Este beneplácito fue muy alto cuando el menor fue acogido por la familia extensa o con carácter de urgencia (ahora mismo se usa para bebés) y por debajo del 30% cuando se entregó a personas ajenas al núcleo biológico. La relación entre menores y progenitores varía según el tipo de acogimiento, aunque los investigadores llaman la atención sobre el alto porcentaje en los que no hay contactos (ocurre más con los padres que con las madres). Son más frecuentes los contactos cuando los menores están con la familia extensa.
- Estilos educativos y estrés de los acogedores. El más frecuente es el estilo democrático "caracterizado por la expresión de afecto y la comunicación". En las familias extensas se dan más las pautas educativas autoritarias que en las ajenas o de urgencia. Los autores del informe también observaron que el 25% de los acogedores presenta "elevadas puntuaciones" de estrés.
- Relaciones con los servicios de protección. Los acogedores no se sienten "especialmente acompañados". El 60% no ha recibido formación, aunque hay gran diferencia según tipos. Todas las familias que acogen menores de urgencia han recibido formación específica, mientras que de los acogedores de la familia extensa sólo lo ha hecho el 25%. Tampoco el seguimiento de los servicios de protección a las familias es uniforme: sólo uno cada dos años en el caso de las extensas y tres controles cada dos años en hogares ajenos.
- Perfil de los menores. La edad media de los 218 menores estudiados era de 8 años y medio. El 84% tiene hermanos. El 63% de los que tienen hermanos conviven con ellos. Más de la mitad había tenido experiencias de acogimientos anteriores. El 11% incluso había tenido dos o más antes. El 7% tenía anticuerpos al nacer. El 15% tiene necesidades educativas especiales. El 73% había sufrido maltrato antes del acogimiento: las negligencias, el maltrato psicológico y el prenatal son los más comunes. En la escuela tienen un rendimiento académico inferior a los demás y más dificultades de conducta. El 68% de ellos conoce su historia de menor acogido.
- Cambio de modelo. El catedrático de Psicología Evolutiva, Jesús Palacios, defendió el acogimiento familiar como una medida de protección "adecuada", que debe ser "potenciada" y "mejorada". Palacios considera que "la intervención profesional tiene que ser más próxima a las familias" -destacó que las extensas disponen de menos formación, menos seguimiento y menos apoyo-. Propuso que los acogimientos de urgencia, que se realizan en Cádiz y Sevilla, se generalicen en todo el territorio y no se limiten a los bebés con síndrome de abstinencia. Cree que las familias ajenas necesitan apoyos redoblados y que debe cambiarse el modelo de intervención de las familias extensas: "Los apoyos que reciben no están a la altura de las necesidades y de las dificultades".
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