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Reportaje:

La Galicia verde amarillea

Las lluvias que vienen no aliviarán la merma de pastos y la sequedad de los pozos

Sonia Vizoso

Sumergiendo un termómetro en el mar de Perú, se podría haber predicho el otoño de sequía que vive Galicia. Las aguas excepcionalmente frías que bañan la costa peruana tienen una misteriosa relación con la falta de lluvias que ni los meteorólogos han conseguido todavía desentrañar.

En algunos puntos llovió en julio el doble que en los últimos tres meses

Lo que sí tienen claro los científicos es que cuando el Pacífico ecuatorial se enfría por el fenómeno llamado La Niña, a 10.000 kilómetros de allí el anticiclón de las Azores se coloca más al norte que Galicia y bloquea la entrada de borrascas. Por esa "teleconexión atmosférica", explica Meteogalicia, sobre este país verde no cae ni una gota desde que empezó noviembre y el campo, más amarillo que nunca, empieza a pagarlo.

Los labriegos aseguran que los prados, que rebrotan en otoño para servir de pasto al ganado, están secos. Según el sindicato Unións Agrarias, las escasas precipitaciones desde octubre y las variaciones bruscas de temperatura entre el día y la noche han plagado de malas hierbas una parte de las praderías y las han vuelto "inservibles". En algunos puntos llovió en julio casi el doble que entre septiembre, octubre y noviembre juntos. En la provincia de Pontevedra, sólo en este mes estival cayeron 62 litros por metro cuadrado frente a los 29 de todo el último trimestre.

Los principales perjudicados por los pastizales secos son los dueños de las pequeñas granjas de vacas lecheras, que suelen pastorear sus reses en otoño para alimentarlas con el nutritivo rebrote de los campos, el momento en el que la hierba contiene más proteínas. Esta vez los ganaderos se han encontrado la tierra más seca de los últimos 50 años. El problema, advierten, se prolongará durante la próxima campaña, debido a que en la naturaleza todo funciona en cadena.

"Para la implantación de nuevas praderas que se realiza en esta época, las simientes no disponen de los recursos hídricos necesarios para la germinación, lo que retrasará el nacimiento y llevará consigo que la planta se encuentre menos desenvuelta para soportar las bajas temperaturas del invierno o que incluso no llegue ni a germinar", explican fuentes de Unións Agrarias.

Los labriegos han tenido que reforzar la alimentación de sus vacas con piensos enriquecidos con proteínas. La falta de lluvias ha hecho desaparecer las nabizas y los grelos de las huertas y en los invernaderos proliferan las plagas. El sindicato concluye en un informe sobre los daños de esta sequía que "de seguir así la situación" se deberán aplicar ayudas para paliar las pérdidas sufridas por los dueños de las explotaciones, que nunca habían afrontado un otoño así. La Consellería de Medio Rural no se muestra, sin embargo, tan preocupada por los forrajes y confía en que las reservas de hierba de los granjeros sean suficientes para salir del paso. "La primavera y el verano fueron buenos en pastos", argumenta el departamento autonómico.

Hoy está previsto que empiecen a caer en Galicia las primeras gotas de noviembre. Lloverá durante unos días, aunque el meteorólogo Juan Taboada recomienda "mantener la guardia alta y no confiarse". Los pronósticos con más de cuatro días de antelación son poco contundentes. Mañana, cuando se sepa con seguridad qué intensidad tiene el frente de lluvias, se podrá saber si la atmósfera vuelve a la normalidad, si el anticiclón de las Azores se queda en su sitio y si la prealerta que vive Galicia se suaviza. Los primeros datos, advierten desde Meteogalicia, apuntan a que el invierno también será inusualmente seco.

El subdirector de Producción Agraria Sustentable de la Xunta, Eliseo Miguélez, considera que la situación "no es ahora alarmante", aunque admite que ha preparado un plan por si la escasez de precipitaciones persiste. Las lluvias de estos días, explica, pueden servir para humedecer la tierra y atajar los incendios, pero no llegarán al subsuelo y la sequía en los pozos seguirá.

Medio Rural ha movilizado 64 cisternas con 15.000 litros de capacidad cada una para llevar agua con la mayor premura posible a las granjas a las que se les sequen los pozos, ya que estas explotaciones no pueden pasar ni un día a palo seco. Miguélez aconseja a los labriegos que se hagan ya con contenedores para meter el agua que se les lleve si sus manantiales se agotan.

Las lluvias que caerán en los próximos días sí servirán para poner fin a la inusual oleada de incendios que Galicia ha vivido en noviembre. Medio Rural no quiere aportar de momento los datos de hectáreas quemadas, pero el delegado de la consellería en Ourense, la provincia más afectada, explica que la situación ha obligado a prorrogar contratos en el dispositivo antiincendios que iban a finiquitar a finales de octubre.

Xosé Rodríguez Cid afirma que el tipo de fuegos que ha sufrido Ourense este mes suele darse en septiembre. En su mayoría son "intencionados" y las zonas devastadas son de monte raso, sin arbolado, muchas de ellas ubicadas en cotos de caza. El delegado de Medio Rural atribuye estas llamas a "temas cinegéticos" y a la "regeneración de pastos". "No son como los de agosto de 2006", puntualiza.

Las patrullas gallegas han tenido que ir a apagar incendios al otro lado de la frontera de Portugal porque, según Rodríguez Cid, las autoridades lusas no han actuado. Pese a esta insólita actividad de noviembre, Medio Rural asegura que no se produjo ninguna falta de medios. "Vimos que la meteorología se ponía extrema y tomamos medidas", señala en alusión a la prórroga de contratos y la contratación de brigadas. "Lo tenemos previsto todo: si esto sigue así, tendremos en alerta el dispositivo".

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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