La revuelta del empresariado catalán
El colectivo se moviliza por la crisis de infraestructuras y la pérdida de liderazgo
Los empresarios catalanes, que tradicionalmente han liderado la industrialización de España, despiertan ante una nueva realidad. No sólo la de unas infraestructuras que fallan en cadena, y que han hecho elevar el tono como nunca a las patronales e instituciones catalanas contra la insuficiente inversión del Estado en Cataluña. Denuncian también la viga en el ojo propio.
El Círculo de Economía ve falta de ambición en los emprendedores
Por ventas, el primer grupo de capital autóctono que figura entre los 50 primeros de España de la clasificación de 2006, aparece en el puesto 42: es la siderúrgica Celsa. La preceden, sí, tres apuestas industriales de La Caixa -Gas Natural, Abertis y Agbar-, que mantienen sede social y operativa en Barcelona.
La gasista y Abertis son las únicas del índice Ibex 35 que valen en Bolsa más de 10.000 millones de euros. "Hoy, en los mercados mundiales, sin una capitalización bursátil de este orden es difícil el crecimiento rápido que se necesita", dice Ángel Simon, consejero delegado de Agbar.
La llamada fábrica de España tiene cerca de 500.000 empresas. Apenas 200 son multinacionales, según la Cámara de Comercio de Barcelona. Ocurre en la economía que más pesa en el PIB español, un 18,8%, y que en 2008 espera crecer un 3%.
Esta semana, en Cataluña se ha hablado mucho de tamaño de empresa. O mejor, de insuficientes tamaño, velocidad, riesgo, innovación, internacionalización. Toda una cultura empresarial basada en el poco a poco y con buena letra -sobre todo sin socios extraños en el capital y sin recurrir a las fusiones ni los bancos por la aversión al endeudamiento, por no hablar de la Bolsa- que el Círculo de Economía intenta poner patas arriba.
Esta prestigiosa plataforma de reflexión empresarial y académica ha tildado al empresario catalán de "desorientado" ante la globalización. Le acusa de "falta de ambición y liderazgo". Al final del pujolismo se habló ya de una dirección desdibujada, en paralelo a las grandes privatizaciones, en las que el capital catalán estuvo ausente. El presidente de un potente grupo familiar que pide anonimato dice: "Tras años de dictadura en que se nos trató como menores de edad, delegamos en exceso en un solo liderazgo (el ex presidente Jordi Pujol)". Voces aisladas advertían de que la globalización requería otra mentalidad. El oasis catalán las ahogó.
El documento de la institución que preside José Manuel Lara se produce después de las ventas de empresas familiares como Chupa-Chups o Panrico por las que no pujaron grupos autóctonos, uniendo fuerzas. "¿Se imagina las farmacéuticas que tenemos, juntas? ¿Y a las empresas de alimentación fusionadas?", reflexionaba hace poco el presidente de Ros Roca, Ramon Roca, dispuesto a abrir su accionariado por primera vez.
El documento del Círculo ha suscitado adhesiones; y de ellas se han hecho eco las patronales catalanas. Aunque algunos sectores han encajado el mensaje como "inoportuno" porque llega en un momento en el que el empresariado cerraba filas con la Generalitat para exigir mejores infraestructuras al Gobierno. Incluidas demostraciones de fuerza insólitas, como un acto en el IESE que reunió en marzo a mil de los más potentes hombres de negocios para reivindicar un aeropuerto de primera.
Y críticas. Ayer mismo se oyeron varias voces contra el documento del Círculo. "Me he sentido cornudo y apaleado al leerlo", dijo el presidente de Ficosa, Josep María Pujol. "Los empresarios han hecho lo que han podido. La culpa es de las instituciones, que no han hecho lo que tienen que hacer", añadió.
También se dan signos de cambio que el Círculo no niega: en las últimas salidas a Bolsa, están los grupos Almirall-Prodesfarma, Fluidra, Grífols, Vueling, Renta Corporación, además de Criteria. Y luego están lo que el profesor de IESE Pedro Nueno denomina "campeones ocultos", como Agrolimen, Simon, Roca, Comsa, Titán, Celsa, Werfen o Nutrexpa. Lideran su sector y pueblan el mapamundi de fábricas. Eso sí, sigilosamente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.