Rabat cancela una visita de la ministra de Fomento para expresar su enfado con España

Marruecos da una de cal y otra de arena. Rabat canceló ayer dos importantes visitas de personalidades españolas para demostrar su descontento por la reciente visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla, según indican fuentes diplomáticas de ambos países. Veinticuatro horas antes, las autoridades marroquíes habían dado, sin embargo, un primer paso para superar la crisis con su vecino del norte.

La titular de Fomento, Magdalena Álvarez, ha sido la primera víctima ministerial de esta tirantez con Marruecos. Alegando formalmente problemas de agenda, su homólogo, Karim Ghellab, solicitó el aplazamiento de su viaje a Rabat, previsto para el próximo martes. Su reunión iba a estar dedicada al proyecto del túnel ferroviario bajo el Estrecho de Gibraltar.

El siguiente sacrificado por Rabat ha sido el jefe de Estado Mayor de la Armada, Sebastián Zaragoza, que tenía previsto desplazarse a Marruecos a finales de mes. La cita que allí tenía ha sido también aplazada sine die.

Pese a haber dado plantón a Zaragoza, la Marina Real de Marruecos sí accedió, a principios de semana, a participar con un buque de desembarco -el Ahmed Es Sakali- en unas maniobras conjuntas con la Armada española en aguas del Golfo de Cádiz y en el campo de entrenamiento de la Sierra de Retín.

En la Dirección de Comunicación del Ministerio Exteriores declinaron comentar ayer estas últimas decisiones de Rabat con el probable propósito de no echar más leña al fuego de la tensa relación que prevalece entre Rabat y Madrid desde hace 16 días, cuando se anunció la visita real a las dos ciudades.

El desaire hecho por Rabat a Magdalena Álvarez ha sorprendido a la diplomacia española. Ésta confiaba en una paulatina distensión con el Gobierno marroquí después de que su portavoz, Khalid Naciri, pidiese el jueves a España que cogiera la mano de Marruecos para superar juntos la crisis.