Magistrados politizados
Hace años en un lugar de España tuve un alumno brillante. Pero a sus 18 años era racista, defendía el fascismo, ciertas dictaduras y la superioridad del hombre sobre la mujer. Era radical, no conocía la moderación ni la tolerancia ni la solidaridad. Curiosamente, era voluble e inseguro aunque tenía un cierto encanto personal y era muy culto. Su pieza musical era Tannhäuser de Wagner, su ideólogo Kipling y le inquietaba el Émile de Rousseau. Tuve una sincera amistad con él.
Pues bien, este joven de licenció en Derecho con Premio Extraordinario. A continuación, hizo oposiciones a juez y ganó la plaza con el número uno. En España asistimos a frecuentes decisiones judiciales que causan indignación. Está claro que las oposiciones no garantizan el buen juicio ni el sentido ético.
En varios países donde he vivido se elige a los jueces entre los abogados en ejercicio que después de 20 años han probado su sabiduría, su buen juicio y su sentido ético.
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