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La patronal conservera exige cambios en el plan estratégico de la Xunta

Las empresas rechazan los datos del proyecto de la Consellería de Pesca, pero coinciden en que el futuro del sector radica en la calidad y en el valor añadidoEl ajuste del sector por la globalización generó la pérdida de 5.000 empleos

La patronal conservera rechaza el proyecto de plan estratégico del sector que acaba de elaborar la Consellería de Pesca. Los empresarios del sector achacan errores graves en los datos que maneja el departamento de la Xunta y consideran equivocadas las medidas planteadas para desarrollar el negocio y la política laboral que deben seguir las compañías gallegas. Los empresarios matizan, sin embargo, que están de acuerdo con algunas de las propuestas. Y su principal objeción es que el documento que han recibido para consultas "no es un proyecto de consenso".

"Si hiciésemos caso del plan, tendríamos que ponernos todos a hacer conservas de vegetales y no de pescado, que es nuestro negocio y nuestro saber hacer", explica Juan Manuel Vieites, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas (Anfaco).

El plan estratégico de la industria conservera gallega tiene como base un documento elaborado por el Centro Tecnolóxico do Mar (Cetmar). La Consellería de Pesca, además de solicitar este informe técnico, ha mantenido consultas con los sindicatos más representativos del sector y con agentes del mercado.

Con las medidas que se proponen en el plan, la Consellería de Pesca pretende mantener el potencial del sector, a la vez que servir de soporte de los diversos planes de reconversión que las principales conserveras tienen actualmente en marcha. El borrador del plan deja entrever que será la Xunta quien canalizará las subvenciones del nuevo Fondo Europeo de Pesca, las correspondientes al período 2007-213), en función de las estrategias marcadas por las empresas.

Según el plan de la Consellería de Pesca, Galicia es en la actualidad, la cuarta potencia mundial en producción de latas de conservas, sólo suprerada Tailandia, China y Estados Unidos. El estudio indica que las conserveras gallegas no deben seguir la estrategia de los grandes grupos asiáticos que basan su penetración en los mercados en precis bajos.

La patronal está de acuerdo. "Siempre hemos defendido que el objetivo prioritario de las conserveras gallegas es el valor añadido y en eso hemos trabajado en los últimos años", afirma Vieites.

Anfaco, la patronal conservera, asegura mantener "excelentes relaciones" con la Consellería de Pesca y dice que el departamento que dirige Carmen Gallego sí escuchó a las empresas para elaborar este plan estratégico. "El problema es que no asumió nuestros mensajes".

Entre las principales incorrecciones, la patronal conservera destaca que es incierta la tasa de precariedad del empleo femenino, estimada en el 43%. Según Anfaco, que califica el proyectode "muy sindical", el 77% de los empleados de las conserveras son fijos o fijos discontinuos.

Juan Manuel Vieites no acepta que la mayoría de las empresas carezcan de certificaciones de calidad. Según sus datos, "el 60% o el 70% de las conserveras cumplen las normas ISO 9000". Sin embargo, el plan estratégico cita que sólo 12 empresas de las más de 60 del sector cumplen las normas de calidad establecidas. "Hay cosas en las que estamos de acuerdo con el plan estratégico del sector y otras con las que no, pero es obvio que muchas de nuestras propuestas no están incluidas en el documento", afirma.

Para la Xunta, si la industria conservera gallega quiere ser pujante a medio plazo debe dibujar nuevas políticas de comercialización, en lugar de mantener la actual guerra de precios, que da preponderancia a las marcas blancas que comercializan las cadenas de hipermercados y supermercados.

Los datos contenidos en el plan estratégico indican que, entre 2000 y 2006, una vez descontada la inflación, el precio medio de las latas de conserva fabricadas en Galicia bajó de manera alarmante.

Hace siete años, el precio medio de venta para las empresas era de 3,12 euros por kilogramo de pescado o marisco en conserva, que en 2006 fue de 3,63 euros. Entre todos los productos enlatados, el atún es el que se lleva la peor parte, con un precio medio de 3,63 euros por kilogramo. El atún absorbe el 60% de la producción conservera española y gallega.

Subida del atún

Una de las medidas que los fabricantes de atún intentan implantar es una subida de precios coordinada. La última reunión de la patronal mundial del atún, que se celebró en Azores el pasado fin de semana, acordó elevar una propuesta internacional para que el precio de las latas de atún suba entre un 15% y un 20% este año, medida que esta vez está apoyada por el gigante mundial del sector, la tailandesa Tai Union.

Según el plan de la Consellería de Pesca, Galicia no puede mantener su puesto de cuarta potencia conservera mundial frente a los gigantes asiáticos y norteamericanos compitiendo en dimensión o en precios, que es la estrategia de los grandes grupos tailandeses.

Las conserveras gallegas coinciden con la consellería en que la alternativa de futuro sigue siendo la calidad del producto y el valor añadido. Y en eso llevan trabajando los últimos años. "Claro que hemos aprovechado las subvenciones de la UE hasta ahora, por eso tenemos las mejores fábricas de conservas del mundo aquí en Galicia", subraya el portavoz de Anfaco.

Respecto del mercado, las diez primeras compañías conserveras dominan ya el 70% de la producción, un efecto del proceso de concentración que afecta al sector en los últimos años. Las cuatro mayores compañías gallegas (Albacora, Calvo, Jealsa-Rianxeira y Garavilla) pusieron de manifiesto en la última Conferencia Mundial de las Conservas que el sector va camino de reducir el empleo y el número de fábricas a la mitad.

"Tampoco estoy de acuerdo con eso", apostilla Vieites. "Las grandes compañías transmiten el mensaje que les conviene. Está claro que el sector conservero no va a aumentar el empleo, pero tampoco lo está recortando".

El sector consevero gallego vivió su fase de expansión desde principios del siglo XX hasta los años 70. La entrada en la UE obligó a un proceso de restructuración que redujo a 67 el número de conserveras gallegas. En los últimos ocho años, la caída de aranceles a causa de la globalización ha generado otro proceso de ajuste, que ha provocado la pérdida de 5.000 empleos.

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