La ciudad que quería ser turística

Hace dos decenios, en las entradas por carretera a Valencia había un cartel que reproducía esta leyenda: "Bienvenidos a Valencia. Centro histórico, visita 3 horas". Aquella invitación a la visita rápida levantó ampollas políticas, pero reflejaba la realidad de una ciudad con escasos atractivos para el visitante. Mucho han cambiado las cosas desde entonces. En pleno siglo XXI, Valencia se ha convertido en una de las ciudades referenciales para el turismo en nuestro país. "Sólo hay que fijarse en la cantidad de gente que nos visita ahora", dice Jaime Millás, que acaba de publicar dos libros sobre la ciudad en la que nació y vive "pensados para el visitante". Valencia en el bolsillo, editado por EL PAÍS Aguilar es una guía breve pero práctica y eficaz orientada a "gente que llega a Valencia y sólo tiene un día para visitarla". A través de cinco paseos, el visitante ocasional tiene la oportunidad de conocer una ciudad que combina la tradición y la modernidad, en un recorrido "opuesto al habitual en las guías turísticas, que van desde el centro a la periferia, porque la tendencia la marcan ahora los barrios de los alrededores de la ciudad".

Además, Jaime Millás, que vuelve a la literatura de viajes tras un largo paréntesis, ha publicado Valencia, editado por Triangle Postals, un libro basado en la imagen. Más de 200 fotografías de Ricard Pla y Mateo Gamón forman el corpus de un volumen en el que Millás aporta "una serie de textos generales que no son habituales en una guía turística, con aspiraciones de ensayo, más que de descripción, pero sin perder de vista su aspecto divulgativo".