ALMUERZO CON... JAIME SALINAS
"Me intimida todo el mundo, soy tímido desde chico"
La única vez que su padre, el poeta Pedro Salinas, le levantó la mano a su hijo Jaime, que entonces tenía 14 años, fue cuando éste se abalanzó sobre un plato de croquetas. Cayeron al suelo, y don Pedro no le abofeteó porque hubiera sido indelicado en la mesa, sino porque el autor de La voz a ti debida adoraba este manjar y Jaime había arruinado la ración.