Prisiones a ambos lados de la muga
La exposición 'Nanclares-Bram' recoge las penalidades de los represaliados después de la derrota de la República
Cientos de miles de personas acabaron entre 1936 y 1947 en diferentes campos de concentración a un lado y otro de los Pirineos. En Francia, los que tuvieron que tomar el camino del exilio ante la progresiva derrota de la República, huyendo de la feroz represión franquista; en España, los que se salvaron del fusilamiento. La exposición Nanclares-Bram. Prisiones para la República recupera en el Archivo Histórico de la Provincia de Álava (Paseo de la Zumaquera, 21), hasta el 8 de enero de 2008, la historia de estos dos centros de internamiento, además de una mención especial a la represión en Álava.
La muestra, que refleja toda la dureza de aquellas cárceles masivas, nace paradójicamente de una feliz coincidencia documental. El director del Archivo, José Antonio Sainz Varela, visitó en Carcassonne (Francia) una exposición que recuperaba el campo de internamiento de Bram, donde se recluyó a cerca de 15.000 personas. Al mismo tiempo, la cárcel de Nanclares de la Oca ha cedido al Archivo de la Provincia los expedientes de los reclusos encarcelados entre 1934 y 1951. Así que Sainz Varela decidió solicitar en préstamos la exposición gala y completarla con una selección de los fondos alaveses.
Fotografías de Agustín Centelles reflejan la vida en el campo de Bram
La muestra incluye la "carta de libertad" de los fusilados en Azaceta
En realidad, el campo de Bram era de concentración. Pero como las connotaciones de esta palabra la vinculan con el nazismo, la muestra francesa suavizó la denominación de un lugar en el que los refugiados españoles vivían hacinados, con una pésima alimentación y un trato denigrante por parte de las autoridades francesas. Aquellas prisiones se crearon para alojar a unas 300.00 personas de las 450.000 (la mitad, combatientes) que cruzaron la frontera entre el 31 de enero y el 9 de febrero de 1939. La avalancha humana conmocionó a la sociedad francesa, que sacó a relucir su faceta más xenófoba. De ahí, que los campos tuvieran las mínimas condiciones. El de Bram se levantó en 20 días y la muestra recoge una maqueta de su ubicación y otra de la estructura de los barracones.
Allí estuvo recluido el fotógrafo Agustín Centelles. La exposición incorpora una serie de imágenes que el valenciano tomó de Bram, cuyos negativos estuvieron custodiados por una familia de labradores de Carcassonne hasta que en 1976 Centelles regresó a recogerlos.
Parte de los recluidos en aquel campo procedían del País Vasco, pero casi ninguno era alavés. El levantamiento de Franco triunfó en Álava, con la consiguiente represión que impidió a muchos plantearse siquiera la opción del exilio. Fue el caso de quienes eran alcalde y diputado general el 18 de julio de 1936, Teodoro González de Zárate y Teodoro Olarte, respectivamente. Ambos protagonizan, junto a otros, el apartado dedicado a la prisión de Nanclares de la Oca, que fue campo de concentración entre 1940 y 1947.
En 1936 ya aparecen encarcelados los dos políticos citados, que serían ejecutados, además del teniente de alcalde Tomás Alfaro Fournier o el presidente del Araba Buru Batzar del PNV, Manuel Ibarrondo, que tuvieron mejor suerte que ellos. Como se deduce de los documentos expuestos, a Alfaro le salvó su mujer, María Drake, marquesa de Cañada Honda; mientras que Ibarrondo sólo estuvo encarcelado cuatro años y perdió su trabajo de secretario en el Ayuntamiento.
Los facsímiles de estos expedientes se pueden consultar en un espacio adjunto, donde se ha recreado el despacho del director de Nanclares en aquellos años. Estremece contemplar, por ejemplo, la "carta de libertad" que firmaron el 31 de marzo de 1937 en la cárcel de La Paz de Vitoria el alcalde Teodoro González de Zárate y otros quince detenidos, que horas después fueron fusilados en el puerto de Azaceta.
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