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Europa controla mal la diabetes

La Federación Internacional de Diabetes (FID) ha expresado su preocupación por la creciente expansión de la diabetes y su precario control "incluso en los países ricos". Un estudio realizado en 2006 en cinco países europeos (Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido) con una muestra de 787 pacientes demuestra que la enfermedad está mal controlada. Además de mermar la calidad de vida de los afectados y de reducir, como media, 10 años su esperanza de vida, la diabetes tiene unos elevadísimos costes sociosanitarios. En los países desarrollados es la primera causa de ceguera y de insuficiencia renal, así como un importante factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares (infarto, ictus cerebral y gangrena).

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Según Máximo M. Benedetti, vicepresidente de la FID y profesor de la Universidad de Perugia (Italia), desde hace tiempo se sabe que los diabéticos europeos no tienen bien controlada su enfermedad, pero se ignoraban las razones. "El nuevo estudio arroja luz sobre esta cuestión", aclara. La clave puede estar en que el 90% de los enfermos acepta la enfermedad con pesimismo "porque no puede curarse", y la mayoría no es consciente de los problemas que a largo plazo puede ocasionar un mal control de los niveles de azúcar en sangre.

El estudio de la FID muestra que a medida que aumenta el número de afectados, la incidencia de complicaciones y la carga económica también se incrementan. El tratamiento de la diabetes y sus complicaciones se lleva ya el 5% de los presupuestos sanitarios de toda Europa. Según el estudio CODE-2, publicado en 2002 en la revista Diabetología, el coste medio es de 2.834 euros por paciente y año. Simon O'Neill, director de Atención, Información y Servicios de Apoyo en Diabetes del Reino Unido, subraya que el número de diabéticos sigue creciendo en un momento en que los sistemas sanitarios se ven obligados a contener sus gastos. "Es urgente mejorar el control de la enfermedad para evitar los efectos a largo plazo que, además, disparan los costes sanitarios".

"Es evidente que los diabéticos deben estar mucho más motivados. Pero también hay una gran variabilidad en las recomendaciones que los sanitarios dan a sus pacientes sobre la frecuencia con que deben medir su glucemia. Y entre el 20% y el 56% de los enfermos, según los países, no reciben ningún consejo", señala Brian Frier, del hospital Real de Edimburgo ( Reino Unido).

El estudio revela que más de una cuarta parte de los pacientes había ganado peso después del diagnóstico. El 31% era obeso; el 16,4%, obeso mórbido, y el 36,9% tenía sobrepeso. Sólo el 39% había logrado perder kilos. Tony O'Sullivan, presidente de la FID, es taxativo: "Es urgente un cambio drástico en la forma de abordar esta patología. Los diabéticos necesitan un acercamiento integral a su enfermedad". José Antonio Vázquez, presidente de la Federación Española de Diabetes, sostiene que si los pacientes no conocen el alcance de su enfermedad, "difícilmente se implicarán y tomarán conciencia de que deben responsabilizarse de su control".

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