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Un conflicto parecido al de los auditores del 'caso Enron'

Íñigo de Barrón

Tienen que juzgar y criticar a las empresas, pero también les cobran. Cuando pase la crisis de liquidez, nadie evitará que se discuta el conflicto de intereses que tienen las agencias de calificación: les pagan los mismos a los que deben juzgar. Las agencias dicen que no son rehenes de sus clientes porque acabarían con su prestigio y, por lo tanto, con su negocio. También afirman que los analistas que juzgan tienen "murallas chinas" con los comerciales que buscan clientes.

Sin embargo, para los supervisores y las entidades financieras, el problema es real y tiene elementos comunes con el papel de los auditores en la crisis de Enron en 2003. La solución entonces fue que rotaran los auditores cada cuatro años y se hicieran públicas sus facturas.

Con las agencias es difícil aplicar esta medida porque hay dos agencias dominantes, Standard & Poor's y Moody's. Fitch Ratings tiene cada vez más relevancia, pero faltan jugadores. La SEC norteamericana (similar a la CNMV en España) intenta que se incremente la contratación de nuevas agencias y promociona firmas canadienses y japonesas. Algunos dicen que a EE UU no le interesa cambiar el statu quo porque "es un arma más de poder de Wall Street. Al final, todas las empresas tienen que pasar por el control de las agencias de Nueva York", dice un banquero español.

Las agencias dicen que este es el sistema más democrático. "Hoy en día los inversores, y cualquier ciudadano pueden acceder, evaluar e incluso criticar los cientos de miles de calificaciones que publicamos cada año", señala Vickie Tillman, vicepresidente de S&P. Si les pagaran los inversores, sus veredictos sólo los podrían utilizar ellos y jugarían con ventaja.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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