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Los genéricos deben probar que son iguales al fármaco de marca

El Supremo pide más ensayos, aparte de tener el mismo principio activo, para asegurar la bioequivalencia

El sistema de precios de referencia y la posible sustitución de los fármacos de marca por otros genéricos equivalentes ha recibido un varapalo del Tribunal Supremo. Cuando el Ministerio de Sanidad estableció los grupos terapéuticos [en 2000, gobernando el PP], lo hizo en función de dos criterios: que los medicamentos intercambiables tuvieran el mismo principio activo -por ejemplo, amoxicilina, y en la misma cantidad.

Pero aquel criterio -que se repite en la última ley del medicamento, elaborada por el actual Ejecutivo- fue rebatido por la Organización Médica Colegial (OMC) y la patronal de los laboratorios, Farmaindustria. Ahora, el Supremo ha dado la razón a la OMC, y ha dictaminado que no basta con demostrar que el principio activo y la cantidad son las mismas. Hay otros factores -como los excipientes, otros componentes de los medicamentos que no curan pero afectan a factores como la rapidez en que actúa el fármaco- que deben tenerse en cuenta. Por eso, afirma que "hay que demostrar" la bioequivalencia entre los genéricos y el medicamento de marca. En 2000, cuando se planteó el conflicto, sólo había 60 principios activos con genéricos. En 2006 ya eran 147.

El vicepresidente de la OMC, Jesús Aguirre, cree que la sentencia no tendrá efecto sobre los medicamentos que se venden actualmente "porque la mayoría se ha sometido a pruebas de bioequivalencia". Pero, para los médicos, la sentencia tiene importancia porque ahora los farmacéuticos pueden sustituir un producto por otro equivalente si el precio está por debajo de un máximo fijado por Sanidad. "Prácticamente todos los medicamentos [de marca] están por debajo del precio de referencia, y no tiene sentido ese cambio. Debe respetarse lo que pone el médico en la receta", insiste Aguirre.

Con ello se busca no confundir al paciente, que con los cambios pierde la referencia de lo que está tomando (muchas personas controlan sus medicinas por el color, y éste varía según el fabricante). Además, "si un médico ha comprobado que a un paciente un medicamento de una marca le va bien, no tiene por qué cambiarlo", recalca Aguirre.

Farmaindustria lleva años repitiendo los mismos argumentos. Su asesor técnico, Emili Esteve, muestra una presentación con las numerosas combinaciones de color y forma de las pastillas que tiene que tomar un hipotético paciente con varias patologías crónicas. Además, una vez que el precio del producto de marca está por debajo del precio de referencia, no encuentran un motivo para que el farmacéutico deba dar un genérico en lugar de uno con marca. Este periódico intentó ayer sin éxito hablar con Farmaindustria y la patronal de genéricos, Aeseg, para recabar su opinión.

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