La Cubana desempolva las plumas

La calle ha sido siempre un escenario muy preciado por la compañía teatral La Cubana. Al aire libre ofrecieron su primer espectáculo, Dels vicis capitals, en el festival de Sitges de 1981. Y aunque luego la mayor parte de sus montajes se haya representado bajo techo, el contacto directo con la gente está en la esencia misma de su espectáculo. Por eso el grupo escogió ayer la Gran Via barcelonesa para anunciar el regreso a la ciudad de uno de sus trabajos más emblemáticos, Cómeme el coco, negro, la historia de una compañía de music hall un tanto venida a menos, cuyos integrantes comparten sus alegrías y miserias con el público.

La compañía ha desempolvado las plumas y el marabú para revivir este alocado homenaje al mundo de la revista. A partir del 24 de noviembre, la obra recalará en el Coliseum, que hace un paréntesis en su actividad cinematográfica para poder acogerla.

Asegura Jordi Milán, cofundador (junto a Vicky Plana) y director de La Cubana, que no es muy dado a recuperar espectáculos. La excepción se enmarca en la conmemoración de los 25 años del grupo. Para festejar las bodas de plata se plantearon dos posibilidades: tejer una antología de los mejores momentos de la compañía o remontar íntegramente una obra de especial relevancia. Finalmente se decantaron por esta última opción, con una versión actualizada y un reparto renovado. Pero, pese a los cambios, es muy fiel a la que estrenaron en el Mercat de les Flors en 1989, "cuando El Molino todavía no había cerrado sus puertas", como recordó ayer Milán.

El director cree que hoy, más que nunca, la revista es un género maltratado, y La Cubana lo reivindica con un montaje "que expresa muy bien el talante de la compañía, con componentes de sorpresa y de participación del público".

Esta nueva mirada a Cómeme el coco, negro, se estrenó en Castellón el pasado mes de abril, y antes de llegar a Barcelona ha pasado por 40 localidades, con 131 representaciones y 104.000 espectadores.

Las funciones en el Coliseum se prolongarán como mínimo hasta el próximo mes de febrero, y aunque todavía queda una larga gira, con parada en Madrid la temporada que viene, las fechas de exhibición son flexibles. Mientras el público responda, las lentejuelas seguirán reluciendo en el Coliseum.