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Los 'chirimbolos' no respetan la distancia que recoge la norma

"No nos han informado", protesta un afectado al que un soporte tapa la fachada

Pilar Álvarez

Los nuevos chirimbolos publicitarios de Madrid proliferan a lo grande. Sus dimensiones son mayores de lo que recoge la normativa -el Ayuntamiento de Madrid se escuda en un epígrafe que establece que las medidas se aplican "salvo en casos especiales"-, invaden las aceras y no guardan las distancias reglamentarias entre ellos.

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Un ejemplo que no resiste al metro es el pantallazo situado en la calle de Velázquez esquina con Jorge Juan. "Es un desastre arquitectónico", protesta frente al soporte Francisco Gómez, encargado de una tienda de muebles a la que la valla tapa la mitad de la fachada. "Estamos muy cabreados, hicieron un agujero sin informarnos de nada y un día nos encontramos esto". Se han quedado a la sombra, igual que el friso del edificio de viviendas que se levanta sobre el negocio. "El Ayuntamiento nunca ha permitido que se colgaran fuera aparatos de aire acondicionado y nos obligó a arreglar la fachada del edificio, pero cuando son ellos parece diferente", comenta el conserje del inmueble.

El Consistorio adjudicó en noviembre de 2006 la instalación de 899 nuevos soportes publicitarios. Cuando se instalen todos, la ciudad contará con cerca de 3.000, entre anuncios, contenedores de pilas y vidrio, paneles informativos y columnas. Pero no todos superan la prueba de su propia normativa.

La Ordenanza General sobre Mobiliario Urbano indica que "no podrá autorizarse" un chirimbolo en una acera si no deja un espacio para pasar de "al menos" tres metros de ancho. El comerciante de Velázquez, metro en mano, constata que la normativa queda hecha añicos: 2,85 metros hasta su fachada. También incumple el artículo que establece que deben mediar 50 metros entre elementos de mobiliario urbano "de naturaleza diferente". Tiene un vecino demasiado cerca: un cilindro vertical para publicidad se erige en la mediana de la calle a menos de 30 metros de distancia.

La normativa municipal incluye otro apartado que indica que los chirimbolos "de la misma clase" tienen que estar a 300 metros de distancia. En Nuevos Ministerios, dos pantallas publicitarias aún por estrenar no guardan esa regla. Claro que, también para este caso, la ordenanza incluye una salvedad: "Salvo que exista un programa especial". Este periódico intentó sin éxito recabar ayer la versión de la Concejalía de Medio Ambiente.

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Los viejos soportes instalados por el ex alcalde José María Álvarez del Manzano tampoco se salvan de la prueba del metro. En mitad de la calle de la Princesa, en apenas 40 metros, se alinean casi sin pausa un buzón, una farola con papelera, un panel publicitario, un banco para sentarse, un chirimbolo que sirve para reciclar pilas, una nueva papelera y otro banco.

Uno de los nuevos <i>chirimbolos</i> colocados por el Ayuntamiento, en el paseo de La Castellana.
Uno de los nuevos chirimbolos colocados por el Ayuntamiento, en el paseo de La Castellana.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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