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El cáncer puede tener el mismo origen que la diabetes

Científicos del ICO publican su teoría en la revista 'Nature Genetics' sobre la transformación de la proteína SAG

El metabolismo es el proceso por el que las células transforman unas sustancias químicas en otras. En el caso de los ácidos grasos, una proteína que responde a las siglas de SAG se encarga de metabolizarlos y transformarlos en energía. El mal funcionamiento de esta proteína está detrás de la diabetes o la obesidad. Investigadores del Instituto Catalán de Oncología (ICO) han descubierto que también está involucrada en el proceso por el que una célula se transforma en cancerígena, según acaban de publicar en la revista Nature Genetics.

La proteína SAG funciona como una fábrica celular. Convierte los azúcares de la dieta en ácidos grasos. En las personas sanas, los tejidos del cuerpo prefieren utilizar los ácidos grasos que provienen directamente de la dieta para producir energía y, por lo tanto, la presencia de SAG es muy baja. El problema empieza cuando hay una sobreexpresión de la SAG, algo que ocurre con las células malignas. "Cuando las células empiezan a dividirse de forma incontrolada -ocurre en condiciones difíciles- están aisladas y viven en condiciones de estrés ambiental, les falta oxígeno, nutrientes..., entonces, activan esta proteína; es un mecanismo para lograr una autonomía energética", afirma Javier Menéndez, coordinador de la Unidad de Investigación Transnacional del ICO.

Síntesis de ácidos grasos

Los investigadores han logrado describir una de las características ya observadas de las células tumorales. Se sabe que pueden sintetizar grandes cantidades de ácidos grasos, aunque hasta ahora este fenómeno se consideraba una consecuencia del proceso tumoral. Sin embargo, se encuentra también en el origen de la formación de procesos tumorales.

Este exceso de ácidos grasos sería el interruptor que activaría a otras proteínas implicadas en la proliferación del tumor. "Los ácidos grasos sintetizados por las células tumorales no hacen una función de almacenamiento energético, como ocurriría en circunstancias normales, sino que tienen capacidad de señalización, es decir, informan a otras proteínas clave en el proceso de la evolución de un tumor, autorizándolas para que continúen con su función maligna", explica Javier Menéndez.

Aunque todavía el grupo de investigadores del ICO no ha podido determinar por qué se produce esta disfunción en la proteína SAG. Piensan que podría deberse a mutaciones experimentadas en el gen que la codifica.

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En el caso del cáncer de mama, los investigadores están estudiando el gen que mejor se conoce y que predispone a padecerlo, el BRCA1, ya que algunas mutaciones "suponen una pérdida de control sobre el organismo metabólico", según señala el investigador.

También aventura Menéndez que sus resultados pueden contribuir a abrir nuevas líneas terapéuticas. "Sería otro marcador tumoral temprano para poder actuar con quimioterapia preventiva", afirma.

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